– Estuviste tres o cuatro años con esa idea de realizar el libro ¿Qué te impulso a dar ese salto? ¿Cómo se te ocurrió la idea de “Ocultos”? ¿El libro desde un principio se llamo así o cambiaste el nombre en algún momento?
Respuesta – Siempre he sido un adicto a los libros. Me parecen los objetos de arte más bellos, la síntesis de todas las proporciones, manejabilidad, tamaño, páginas, lo que esconden… Voy a museos o a viejas bibliotecas y me admira ver lo que la humanidad ha hecho en 500 años, desde que se inventó la imprenta. Por los libros han muerto o vivido miles de personas. Así que esta fascinación ya estaba en mi. Un día, por casualidad, buscando información acerca de una novela, encontré en internet una página en la que se citaban los más famosos libros malditos o prohibidos de la historia. Al instante quedé atrapado por ella y me dije que un día escribiría algo con eso. La idea quedó en mí y poco a poco fui imaginando el tema, los personajes, etc. Cada idea que cae en mi cabeza es como una semilla que cae en un sembrado. Puede germinar o no, crecer rápido o lenta. Esta creció lenta (al menos para lo que es mi método de trabajo), pero es que se trataba de una novela gorda, con muchos personajes y alternativas, y además de fantasía, del tipo de fantasía que a mí me gusta, mezclando realidad con toques mágicos. Finalmente la aborde de lleno en 2009. Lo primero, documentarme, estudiar la leyenda de los Hombres de Negro, lo que se dice del Vaticano y sus tesoros ocultos, la gente que está dispuesta a morir por salvar un libro, y crear las pistas partiendo del pentagrama, que es un icóno del mundo esotérico. Me fascinaron las historias de ‘Las estancias de Dzyan’, ‘El documento Voynich’, los ‘Principios Herméticos’, el ‘Corpus Hermeticum’ y la “Tabla esmeralda’, así que decidí usarlas para la novela. O sea que eso es todo auténtico. Insisto: mezclar realidad y fantasía me apasiona. Decidí también que tendrían que buscar el primer libro de la historia, el Libro de Thot, y a partir de aquí… bueno, puro trabajo de orfebre, los personajes, las pistas… Desde el primer momento supe que se llamaría ‘Ocultos’. Cuando tuve toda la investigación hecho, las pistas detalladas y los personajes construidos, hice lo que hago siempre: me fui a una isla para preparar el guión. En este caso fue Barú, cerca de Cartagena de Indias, Colombia, en enero de 2010. Solo, en una cabaña, casi con taparrabos, frente al mar… Pensaba hacer el libro en verano, pero tuve otros compromisos y lo aplacé hasta fines de ese año. Lo terminé justo antes de irme a otra isla en enero de 2011, Providencia, donde preparé el guión de una novela policiaca.
-Tu novela es un homenaje a esos libros prohibidos, malditos…pero ¿Cuál es el que más te fascina, por el que vivirías una aventura como el de nuestros protagonistas?
Respuesta – Sin duda el más fascinante e inquietante de esos libros es el “Maellus maleficarum”. Fue escrito en 1486 y se usó de manual para mandar a la hoguera a nueve millones de personas a lo largo de su historia. Cuidado: nueve millones. Hablamos de Europa hace unos pocos cientos de años, cuando no había tanta gente. Para que luego se diga que el récord lo tiene el paranoico de Hitler. Es estremecedor.
-Algo que me ha llamado la atención es la cantidad de escenarios que nos encontramos en el libro desde Barcelona, pasando por Soria… ¿Cómo ha sido tu labor de documentación? ¿Has visitado cada uno de los lugares que aparecen en el libro? Y algo que me encantaría saber es ¿Por qué esas localizaciones tan mágicas y no otras?
Respuesta – Una novela así requiere movimiento, que los personajes busquen, encuentren, piense, hilvanen pistas… Así que decidí que el Libro de Thot estaría en cinco lugares, y para que el papel que deja el abuelo a sus nietos tuviera sentido con sus dibujos, me propuse encontrar ermitas diferentes, cada una con una planta peculiar. No tuve que viajar por España, ya que de nuevo lo hice por Internet. Yo siempre voy a los lugares del mundo donde suceden mis novelas. Siempre. Soy muy detallista. Además, los ambientes, las personas, los olores, eso no se saca de internet. Pero en este caso sólo necesitaba hallar unas determinadas ermitas, y visité cerca de mil por toda España a través de la red hasta que encontré las que necesitaba: una con planta hexagonal, una con planta circular, una con planta en forma de cruz, una rectangular… Soy muy rápido a la hora de escribir mis novelas, pero puedo pasar dias, meses o años pensándolas hasta construir el guión perfecto, paso previo a la escritura final.
-A lo largo de todo el libro me he sentido como “Indiana Jones” siguiendo las pistas y el significado de ellas y me la cantidad de personajes y como los vas hilando ha sido una maravilla ¿Alguna pista te ha dado quebradero de cabeza a la hora de formar el puzzle que debemos de montar a lo largo de toda la historia? ¿Qué es lo que mas te ha costado de la historia? ¿Qué personaje fue el primero que salio de tu mente? ¿Cuál es el que más se te resistió a la hora de dar forma?
Respuesta – No, las pistas las haces tú, así que buscas ante todo que sean reales pero fascinantes, que al lector le motiven. Estamos habituados a leer novelas o ver películas en las que las pistas de un caso están en lugares exóticos, siempre muy del tipo Nueva York o algo así. ¿Qué pasa, que no podemos crear una novela excitante en lugares como Soria, Lleida, Oviedo o Bilbao? Tampoco hay nada que me haya costado más o menos. Un escritor, cuando hace una novela así, es un orfebre que va modelando un cuerpo sólido pieza a pieza, nada más. Por Dios, tengo 40 años de oficio, o más, si contamos que a los 8, 9 o 10 años ya hacía novelas de cien páginas. Los personajes iniciales fueron los dos hermanos, luego Gerard de Villiers, el que les ayuda. Finalmente apareció Enzo, la clave, el ser más bello jamás visto. Funciono por instinto y tampoco puedo precisar el orden de las cosas. Mi mente es un torbellino creativo. A veces pongo una cosa o creo un personaje sin saber por qué, y al cabo de cien páginas resulta que es la clave de la historia. En fin, para eso me hago un guiión previo y exhaustivo antes de escribir una novela, que es la parte final y, en mi caso, la más sencilla, porque no hago más que contar una película que está en mi cabeza y que solo he visto yo.
-Para las personas que quieran leer tu libro pero no se atreven les podrías decir ¿Qué se pueden encontrar en el?
Respuesta – ¿Y por qué no iban a atreverse? Es una novela de acción y misterio, real pero con gotas fantásticas, para jóvenes pero que también pueden leer los adultos, porque si se hiciera una película con quien fuera de prota la irían a ver sin pensar en la edad, caso de “La invención de Hugo”. Mis lectores habituales se sorprenderán porque, siendo un puro Sierra i Fabra (diálogos, acción trepidante, capítulos cortos) marca una nueva directriz en mi obra. Ya tengo hecha otra novela de este tipo que aparecerá en 2013.
– He leído que no habrá segundas partes pero ¿Podrías decirnos si alguno de los personajes puede aparecer en algún spin off o protagonizar una novela independiente?
Respuesta – No, nunca hago segundas partes a menos que ya piense en una trilogía desde el comienzo, como la “Trilogía de las Tierras”, “Las hijas de las tormentas” o “El tiempo del exilio”. No puede jurarse nunca nada, pero hasta hoy jamás me he dejado tentar por los cantos de sirena del éxito. Si un libro vende medio millón de ejemplares y haces una segunda parte para aprovechar esto, dejas de ser escritor para convertirte en un mercenario, y sigo siendo un romántico, un purista, alguien que sólo escribe lo que siente, cuando lo siente y como lo siente. Si no tuviera ideas… pero coño, si es que cojo cada día el periódico y me salen tres, más lo que sueño, lo que hablo con la gente en los viajes…
– ¿Cuáles son tus proyectos literarios inmediatos?
Respuesta – Ya me conocéis. Escribo sin parar. Mi problema no es la falta de ideas, sino la falta de más tiempo. Tengo 64 años y cada vez me queda menos, así que escribo más y más porque es un placer, el orgasmo continuo, como lo llamo yo. Hay días en que ni desayunaría o me ducharía, de ganas que tengo de levantarme y saltar al teclado. Y no digamos cuando me voy con toda una historia en la cabeza y las anotaciones en mi libreta a una isla perdida, a encerrarme a construir el guión de la novela… Ver como crece ese guión, como todo encaja, acabarlo y regresar a casa feliz… Estar en un lugar así, rodeado de agua, sin internet, ni móvil, ni tele, ni periódicos, dedicado exclusivamente a pensar y construir ese guión… ¿A alguien le extraña que luego mis novelas sean precisas, rápidas, intensas…?