Nací hecho de impulsos, estimulos y sensaciones, poblado de sentimientos que a lo largo de 63 años me han llevado hasta aquí.
Para un niño que nació y creció en una España gris, bajo una dictadura, sin recursos y con un problema de tartamudez, sin una biblioteca en mi colegio, ni en mi barrio, estar hoy con vosotros recibiendo el Premio Ibby-Asahi de Promoción de la Lectura es algo más que un honor. Es la suma de todos los sueños de una vida.
Recibir este galardón, además, en Santiago de Compostela, es como hacer las paces con el destino y con mi pasado. Mi padre, la persona más importante de mi vida en la niñez, la adolescencia y la primera juventud, porque no quería que fuese escritor sino matemático, tuvo aquí el infarto fatal que le llevó a la muerte hace 36 años. Muerte que le impidió ver el futuro de aquel hijo único que al final no pudo demostrarle que tenía razón y que los sueños son posibles si pones todo de tu parte para conseguirlo.
Creé la Fundació Jordi Sierra i Fabra en otoño de 2004 en España y en Colombia porque a lo largo de mi existencia cientos de chicos y chicas me hicieron partícipe de sus propios sueños literarios a ambos lados del Atlántico. Quise decirles que alguien creía en ellos. El Premio Jordi Sierra i Fabra para menores de 18 años, en su 6ª convocatoria este año, ha puesto a escribir ya a más de 500 de esos jóvenes en España y en Latinoamérica. Sin embargo, la Fundación ha ido más allá de ese estusiasmo inicial, y hoy recibe el fruto del trabajo de un equipo humano maravilloso. En Medellín, Colombia, cada año entre 90 y 100.000 niños son testigos de ello, y eso es algo que ni la mejor novela nos puede dar.
Debería dar las gracias a muchas personas por este milagro, por haber sido merecedores del Premio Ibby-Asahi con tan sólo unos pocos años de actividad y con tantos proyectos internacionales propuestos en ésta convocatoria, pero lo concretaré en unos pocos nombres: gracias a Reina Duarte, que fue la primera en creer que podríamos merecerlo; al Consell Català del Llibre Infantil y Juvenil, en las figuras de Marta Vilagut y Marga Mateu; a la OEPLI personalizada en Ana Cendán; y a Rogelio Blanco por parte del Ministerio de Cultura. Sin embargo, de los autenticos merecedores del premio, aquellos que lo han ganado con su trabajo y esfuerzo, luchando por llevar el amor por la cultura a su ciudad y a sus jóvenes en Medellín, aquí hoy sólo están su director, Juan Pablo Hernández Carvajal, responsable de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, y Paula Andrea Soto, uno de sus miembros fundadores. Así que es justo que vosotros conozcais al resto, y que yo los cite con orgullo: Tatiana Jaramillo, Catalina Morales, Marcela Velasques, Clara Peláez, Consuelo Marín, Mauricio Misas, Adriana Jaramillo, así como todos los que en el pasado estuvieron con nosotros. Gracias a ellos y al Ayuntamiento de Medellín, esto ha sido posible.
Quisiera ahora tomarme una licencia que creo necesaria hoy aquí. Este Congreso lleva un título muy significativo: La Fuerza de las Minorías. Es por ello que quisiera concluir mi breve intervención hablando en las tres restantes lenguas que cohabitan en España, un país poliédrico y rico, aunque a veces ni él mismo lo sepa. Mi patria es un crisol de minorías que forman una gran mayoría, y lo mejor de su riqueza nos la da nuestra singularidad lingüística.
(LEIDO EN GALLEGO):
En 1994, en Barcelona, la hija de este escritor gallego de oro que es Agustín Fernández Paz le preguntó a su padre como era que en Catalunya se hablaba el catalán en todas partes. Una pregunta nada casual. Han pasado 16 años y hoy soy yo, catalán, quien se siente un gallego más hablando con normalidad una lengua tan hermosa, quizás la más exportada después del castellano, porque Galicia es tierra de emigrantes además de la que hoy nos acoge con este Congreso. Muchos de estos emigrantes puede que perdieran sus raíces con el paso de los años, pero el día que se pierde la lengua se pierde la identidad histórica, y entonces nos quedamos desnudos, sin pasado. Que nadie nos robe nunca aquello que somos. No creo en fronteras ni banderas, pero sí creo que la forma en que nos expresamos nos define como seres humanos y como pueblo, y la lengua es la genuina forma de esa expresión.
(LEIDO EN EUSKERA):
En euskera quiero hablar de paz y orgullo. La paz que necesitamos después de tan larga historia de violencias y el orgullo de un pueblo con raíces únicas, diferentes, y que lo hacen tan especial no sólo en el conjunto de España, sino de Europa y el resto del mundo. Muchas veces he dado charlas en ikastolas y siempre he dicho lo mismo que acabo de decir en gallego: que la verdadera energía de una comunidad se manifiesta a través de los sentimientos derivados de su expresión oral, y en este sentido, el euskera es un auténtico grito que va más allá de todo lo demás. Más allá incluso de cualquier extremismo que lo instrumentalice. Lo mismo que el gallego o el catalán, el verdadero reto es el futuro, continuar siendo una minoría rica, fuerte y resistente.
(LEIDO EN CATALAN):
Yo soy hijo de una nación sin Estado llamada Catalunya. Una nación que ha sufrido históricamente los embates de la intolerancia, la represión y el sectarismo, y que sin embargo ha sabido sobrevivir, a veces a contracorriente, a veces reinventándose a sí misma, sin perder nunca su principal valor: su lengua. Somos una gran minoría de 7 millones de personas, más, sí contamos Valencia y las Baleares, que ha dado al mundo hermosas páginas literarias, poéticas, teatrales o musicales. Cuando era niño y adolescente, no pude estudiar en mi lengua, ni hablarla con libertad. Hoy, en este Congreso de las Minorías, una Fundació catalana trasvasada a Colombia, recibe un premio cultural que debe llevarnos a la reflexión, a recordar que lo que nos une es siempre más y más fuerte que lo que nos separa, porque a fin de cuentas todos navegamos juntos por ésta historia común y en el mismo barco llamado Tierra.
(DE NUEVO EN CASTELLANO):
Este Congreso representa hoy a todas estas minorías. A todas, en cualquier rincón del mundo. Promocionar la cultura a través de nuestras lenguas debe de ser un objetivo común, un bien de todos y para todos, sin exclusiones.
Recibo con orgullo el Premio Ibby-Asahi como uno más de nosotros, empeñados en creer que todo, todo, sigue estando en nuestras manos, en nuestro esfuerzo, en nuestros libros.
Gracias a la Corporación Asahi Shimbun y al IBBY, de corazón. La Fundació Jordi Sierra i Fabra y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra seguirán trabajando, con más ahínco si cabe, para continuar siendo aquello que nos ha hecho merecedores de este galardón.
Boas noites, agur, bona nit, buenas noches y buenos libros.
Jordi Sierra i Fabra, Santiago de Compostela, 10 de sep. 2010
B) Versión que leyó Jordi, en las 4 lenguas del Estado
Yo soy un libro.
Nací libro, palabra, letra.
Nací hecho de impulsos, estimulos y sensaciones, poblado de sentimientos que a lo largo de 63 años me han llevado hasta aquí.
Para un niño que nació y creció en una España gris, bajo una dictadura, sin recursos y con un problema de tartamudez, sin una biblioteca en mi colegio, ni en mi barrio, estar hoy con vosotros recibiendo el Premio Ibby-Asahi de Promoción de la Lectura es algo más que un honor. Es la suma de todos los sueños de una vida.
Recibir este galardón, además, en Santiago de Compostela, es como hacer las paces con el destino y con mi pasado. Mi padre, la persona más importante de mi vida en la niñez, la adolescencia y la primera juventud, porque no quería que fuese escritor sino matemático, tuvo aquí el infarto fatal que le llevó a la muerte hace 36 años. Muerte que le impidió ver el futuro de aquel hijo único que al final no pudo demostrarle que tenía razón y que los sueños son posibles si pones todo de tu parte para conseguirlo.
Creé la Fundació Jordi Sierra i Fabra en otoño de 2004 en España y en Colombia porque a lo largo de mi existencia cientos de chicos y chicas me hicieron partícipe de sus propios sueños literarios a ambos lados del Atlántico. Quise decirles que alguien creía en ellos. El Premio Jordi Sierra i Fabra para menores de 18 años, en su 6ª convocatoria este año, ha puesto a escribir ya a más de 500 de esos jóvenes en España y en Latinoamérica. Sin embargo, la Fundación ha ido más allá de ese estusiasmo inicial, y hoy recibe el fruto del trabajo de un equipo humano maravilloso. En Medellín, Colombia, cada año entre 90 y 100.000 niños son testigos de ello, y eso es algo que ni la mejor novela nos puede dar.
Debería dar las gracias a muchas personas por este milagro, por haber sido merecedores del Premio Ibby-Asahi con tan sólo unos pocos años de actividad y con tantos proyectos internacionales propuestos en ésta convocatoria, pero lo concretaré en unos pocos nombres: gracias a Reina Duarte, que fue la primera en creer que podríamos merecerlo; al Consell Català del Llibre Infantil y Juvenil, en las figuras de Marta Vilagut y Marga Mateu; a la OEPLI personalizada en Ana Cendán; y a Rogelio Blanco por parte del Ministerio de Cultura. Sin embargo, de los autenticos merecedores del premio, aquellos que lo han ganado con su trabajo y esfuerzo, luchando por llevar el amor por la cultura a su ciudad y a sus jóvenes en Medellín, aquí hoy sólo están su director, Juan Pablo Hernández Carvajal, responsable de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, y Paula Andrea Soto, uno de sus miembros fundadores. Así que es justo que vosotros conozcais al resto, y que yo los cite con orgullo: Tatiana Jaramillo, Catalina Morales, Marcela Velasques, Clara Peláez, Consuelo Marín, Mauricio Misas, Adriana Jaramillo, así como todos los que en el pasado estuvieron con nosotros. Gracias a ellos y al Ayuntamiento de Medellín, esto ha sido posible.
Quisiera ahora tomarme una licencia que creo necesaria hoy aquí. Este Congreso lleva un título muy significativo: La Fuerza de las Minorías. Es por ello que quisiera concluir mi breve intervención hablando en las tres restantes lenguas que cohabitan en España, un país poliédrico y rico, aunque a veces ni él mismo lo sepa. Mi patria es un crisol de minorías que forman una gran mayoría, y lo mejor de su riqueza nos la da nuestra singularidad lingüística.
(EN GALLEGO)
En mil novecentos noventa e catro, en Barcelona, a filla desde escritor galego de ouro que é Agustín Fernández Paz, preguntoulle ao seu pai como era que en Catalunya se falaba catalán en todos os sitios. Unha pregunta nada casual. Pasaron dezaseis anos e hoxe son eu, catalán, quen se sente un galego máis falando con normalidade unha lingua tan fermosa, quizais a mais exportada despois do castelán, porque Galicia é terra de emigrantes ademais de ser a que hoxe nos acolle con este Congreso. Moitos destes emigrantes tal vez perdesen as súas raíces co paso dos anos, pero o dia que se perde a lingua pérdese a identidade histórica, e daquela ficamos espidos, sen pasado. Que ninguén nos roube endexamais aquilo que somos. Non creo en fronteras nin en bandeiras, pero si creo que a maneira de expresármonos nos define como seres humanos e como pobo, e a lingua é o mais puro desa expresión.
(EN EUSKERA)
Bakeaz eta harrotasunaz hitz egin nahi dut euskaraz. Biolentzien historia hain luzearen ondoren behar dugun bakea eta herri baten harrotasuna, zeinak Espainian ez ezik Europa eta mundu guztian hain berezi egiten duten aparteko erroak, erro diferenteak dituen. Ikastoletan hitzaldiak eskaini ditut askotan eta beti gailegoz esan dudan gauza bera esan izan dut: komunitate baten benetako energia bere ahozko adierazpenetik eratortzen diren sentimenduen bidez erakusten dela, eta, zentzu honetan, euskara beste guztia baino haratago doan benetako garrasia da. Baita erabiliko duen edozein estremismo baino haratago doana ere. Gailegoaren eta katalanaren kasuan bezalaxe, benetako erronka etorkizuna da, gutxiengo aberats, indartsu eta iraunkorra izaten jarraitzea, alegia.
(EN CATALAN)
Sóc fill d’una nació sense Estat anomenada Catalunya. Una nació que ha patit històricament els embats de la intolerància, la repressió i el sectarisme, i que malgrat tot ha sabut sobreviure, a vegades a contracorrent, a vegades reinventant-se a si mateixa, sense perdre mai el seu principal valor: la seva llengua. Som una gran minoria de 7 milions de persones –més, si comptem València i les Balears–, que ha donat al món belles pàgines literàries, poètiques, teatrals o musicals. Quan era petit i adolescent, no vaig poder estudiar en la meva llengua, ni parlar-la amb llibertat. Avui, en aquest Congrés de les Minories, una Fundació catalana transvasada a Colòmbia rep un premi cultural que ens ha de fer reflexionar, recordar que allò que ens uneix és sempre més i més fort que allò que ens separa, perquè al capdavall tots naveguem junts per aquesta història comuna i en el mateix vaixell anomenat Terra.
(DE NUEVO EN CASTELLANO)
Este Congreso representa hoy a todas estas minorías. A todas, en cualquier rincón del mundo. Promocionar la cultura a través de nuestras lenguas debe de ser un objetivo común, un bien de todos y para todos, sin exclusiones.
Recibo con orgullo el Premio Ibby-Asahi como uno más de nosotros, empeñados en creer que todo, todo, sigue estando en nuestras manos, en nuestro esfuerzo, en nuestros libros.
Gracias a la Corporación Asahi Shimbun y al IBBY, de corazón. La Fundació Jordi Sierra i Fabra y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra seguirán trabajando, con más ahínco si cabe, para continuar siendo aquello que nos ha hecho merecedores de este galardón.
Boas noites, agur, bona nit, buenas noches y buenos libros.
Jordi Sierra i Fabra, Santiago de Compostela, 10 de sep. 2010