Artículo publicado en PRIMERAS NOTICIAS (nº188, Diciembre 2002)
VOY A ESCRIBIR UNA NOVELA, ¿POR DONDE EMPIEZO? (Breve aproximación al universo creativo de todo ente escribiente)
La pregunta que me hace Primeras Noticias es muy simple, pero por supuesto lo dice casi todo: “¿Cómo se plantea un escritor la realización de una obra de ciencia ficción (o fantasía) y una de otro género, y si hay semejanzas, diferencias, en cuál es posible expresarse mejor, etc.?”. Responder a algo tan profundo merecería una tesis, y dado que esto es sólo un artículo, intentaré ser incluso telegráfico. Orientativo. Diría que cáustico. El cuerpo nunca me ha pedido lecciones magistrales (mi cuerpo tiene en cuenta muy bien mi ignorancia, mis limitaciones y mis raíces), por lo tanto lo que sigue es sólo lo que dice el subtitulo de este articulo, una “breve aproximación al universo creativo de un escritor” (dando por sentado que, por hacer un libro, ya lo seas). Todos necesitamos que alguien más alto, más sabio, más viejo nos diga que no estamos locos. A fin de cuentas lo que estamos intentando es encontrar una forma de liberar la verdad que todos llevamos dentro. Voy a comenzar desde el principio. Clase elemental de párvulos: Idea, Personajes, Técnica y Estilo. Los profesionales pueden saltarse esta parte y pasar directamente (si les da por ser curiosos), al párrafo que empieza con la frase: “Nos acercamos a…” (y si no, a la firma).
Idea ‹ ¿Qué idea es buena? ¿Cómo identificarla? La buena idea es la que nace por si misma y crece imparable, obligándote a sacarla de dentro. De hecho, ella se impulsa sola. La buena idea no hay que buscarla: te encuentra a ti, te pega un grito, te estremece y entonces sabes que estás perdido. Has de vomitarla. Dale forma, aliméntala, aprende de ella, déjala crecer, no la abandones pero no te obsesiones, y el día menos pensado, estará a punto y entonces… escríbela. Recuerda que hay ideas en cualquier lugar. Ah, para alimentar a la Musa, es preciso haber tenido siempre hambre de vida, desde niño.
Idea (segunda parte) ‹ Ya tengo una idea. Ahora, ¿qué voy a contar? El desarrollo de esa idea es esencial, pero una vez lo sabes, aún más esencial es saber ¿cómo voy a contarlo? Ahí entran técnica y estilo. Pero antes:
Personajes ‹ Son muy importantes, y no porque ellos lleven el peso de la acción (que no es cierto: el peso lo llevas tú). Hay escritores que meten a unos personajes en un folio y dejan que ellos lleven la historia a su antojo. Si se desmandan, si hacen lo que les da la gana, puede ser un caos. Estos escritores, por lo general, reescriben luego sus novelas, tachan por aquí o añaden por allá. Perfecto. Yo nunca he dejado que un personaje haga lo que le de la gana, suelo trabajar antes el guión a fondo (papel y boli), tan a fondo que construyo toda la historia, la visualizo, escribo la base de los diálogos de cada capítulo, proyecto las escenas en mi mente como si fuera una película, y sólo cuando lo tengo todo medido y atado, escribo el libro. Soy el padre y la madre de todos los personajes, les pongo un nombre, una cara, los visto, les doy una personalidad, y luego ellos están al servicio de la historia que quiero contar. También suelo tener el origen, el final y la síntesis global antes de empezar a hacer el guión definitivo de un libro. Hay que partir de uno para llegar a otro con lógica (la lógica es esencial, no hacemos películas con efectos especiales). Hay guiones que una vez todo atado los escribo en un día, una semana, un año, cuatro (“Campos de fresas”), diez (“Las chicas de alambre”) o veinticinco (“Víctor Jara, reventando los silencios”).
Técnica y Estilo ‹ Para mi, técnica y estilo se confunden, son las dos caras de una misma moneda, se complementan, como cerebro y corazón o corazón y cerebro. El uno sin el otro no funciona. La técnica es la forma en que manejes el estilo. Y el estilo es el fluir de tu técnica. Sin embargo, la técnica es más fácil de aprender que el estilo. De hecho, el estilo es tuyo, es tu huella dactilar en la literatura. Cuando alguien dice en España o Latinoamérica: “este libro ES un Sierra i Fabra” lo dicen atendiendo a mi estilo, que es muy concreto, basado por lo general en el diálogo, rápido y fluido, las frases cortas y contundentes y los capítulos breves (en cuantas más partes puedas dividir una historia, mejor la contarás). Alguien me dijo una vez que donde vayamos a respirar, pongamos una coma. Donde vayamos a poner una coma, pongamos un punto. Donde vayamos a poner un punto y seguido pongamos un punto y aparte. El estilo es la FORMA que vas a darle a lo que escribas. El fondo es la historia, el argumento. Ejemplo: en historias de muchos personajes o en novelas en los que el diálogo es esencial en un capítulo, a veces hasta mitad de ese capitulo no describo donde están los personajes, si caminando o sentados o en otra parte. Lo esencial es contar lo importante, dejando lo secundario como complemento.
Otros detalles ‹ A) El título es importante pero no como para traumarse por él. B) Distancia para contar, involucrarse para sentir. C) Ritmo, ritmo, ritmo. D) No enrollarse, no meter paja, que puedas explicar por qué está cada frase, si es necesaria en sí o porque forma parte de un “cojin” que facilite la llegada de otro párrafo o capítulo esencial. E) Sé capaz de escribir cualquier cosa. Todo. Desde una noticia del periódico hasta inventarse un cuento con lo más habitual, una nube o una hormiga. F) “Los escritores no experimentados y ansiosos siguen las reglas. Los escritores rebeldes y sin estudios rompen las reglas. Un artista domina la forma”. Eso lo dijo Robert McKee en su libro “Story”. G) Disciplina interior para no desmandarte ni dejarte llevar. Control. No hay que explicarlo todo, que el lector se sienta parte del libro y piense por su cuenta. H) Vivimos en una cultura y en una época tan inmensamente ricas en basuras como en tesoros. I) Escribe todos los días o acumularás veneno y empezarás a morir, o a desquiciarte, o las dos cosas. Si dejas de escribir un sólo día te pondrás inquieto. J) Hay escritores que tardan años en dar con la historia original que llevan dentro; otros apenas unos meses. No hay un patrón. Tú, a tu rollo. K) Hacer es ser. “Haber hecho” no basta. Abarrotarse de hacer: “ese” es el juego. Y por último (la que más me gusta a mí), L) Cuanto más escribes, más sabes escribir. En la rapidez está la verdad. Cuanto más deprisa escribas, más sincero serás. Cantidad es igual a calidad. La cantidad da experiencia. Sólo de la experiencia puede surgir la calidad. (Ray Bradbury dixit). Nos acercamos al tema del artículo. Las diferencias entre géneros y en especial la ciencia ficción. Pero voy a ser un poco más amplio antes de hablar de ella en concreto. No es lo mismo hacer una novela policiaca que una biográfica. Yo me centro casi siempre en cuatro grandes ramas globales. Veamos:
Novela policiaca: Es un libro que consta de muchos libros a la hora de hacer el guión. A veces hay que hacerlo de atrás a adelante, siguiendo el camino inverso, y casi siempre has de construir una docena de novelas paralelas hasta dar con el camino más lógico. Es uno de los géneros más complicados y quizá el único en el que ha de haber un final cerrado, no abierto. La novela policiaca suele ser crítica, socialmente hablando. Desnuda a los seres humanos y los coloca ante sí mismos, como en un espejo. Es el mejor género para denunciar las cosas y remover conciencias dormidas, junto al propio realismo.
Novela realista ‹Implica que investigues, que viajes, que conozcas y aprendas para poder ser justo y objetivo con lo que vas a contar. Pero cuidado: tener exceso de información puede desvirtuar la historia. Quita toda paja. Yo quise ser escritor precisamente porque de niño lo veía como un ideal: poder viajar por todo el mundo investigando las cosas, hablando con la gente, para luego poder contarlo. He recorrido medio mundo, y en muchas ocasiones he viajado a un lugar remoto para meterme de lleno en él antes de escribir un libro, así me he forjado, además, como ser humano. Carlos Fuentes dijo: “Los horrores del mundo vienen por la incapacidad para imaginarnos a los demás”, así que yo no sólo he tratado de imaginármelos, sino de convivir con ellos, ser y pensar como ellos en la medida de lo posible. Ser honesto y respetuoso es una de las grandes armas de un escritor. Si encima tienes un compromiso, mejor. Más que pensar mucho en mi camino, he hecho cosas y he descubierto quién era y qué era después de hacerlas.
Novela biográfica ‹ No confundir biografía con novela biográfica. La novela exige respeto, mucha documentación, verosimilitud. Has de dar tu visión del personaje, pero no hasta el punto de cambiarlo y convertirlo en otro. Cuando escribi “Víctor Jara” le mandé el original a su viuda y le pedí que cortara o cambiara cuanto quisiera. Me la devolvió tal cual y me dijo que era la mejor versión de la vida de su marido que jamás hubiera leído, y que la había hecho llorar. Ha sido el mejor elogio que me han hecho jamás.
Resumen: si alguien quiere saber más (como por ejemplo lo que mueve a un escritor a escribir), que lea el tetradecálogo que saqué recopilando frases sueltas de un libro de mi maestro Ray Bradbury, y que incluí en mi novela “Rabia” (algunas de sus expresiones han sido robadas para este artículo, lo confieso). Por cierto, todavía no le he dicho a él lo de ese tetradecálogo. Y llegamos al quid de la cuestión porque era la presunta base del artículo:
Novela de ciencia ficción. Para empezar, decir que es el género más libre, el único en el que puedes inventar lo que te de la gana porque el futuro es eso de lo cual desconocemos todo. Y por más que inventes, acabas quedándote corto (Kubrick no preveyó cosas habituales hoy en su “2001”). La CF te permite dar rienda suelta a lo que desees, fantasías, sueños, anhelos. Te obliga además a imaginar, a crear, a inventar nuevos mundos y formas de vida. Yo soy un amante de las máquinas, y la mayoría de mis novelas de CF las tienen como protagonistas. Para escribir mi trilogía “El Ciclo de las Tierras” (“…en un lugar llamado Tierra”, “Regreso a un lugar llamado Tierra” y “El testamento de un lugar llamado Tierra”), de cuya primera parte se cumplen ahora 20 años, tuve que inventarme un nuevo mundo, social, político, económico, ambiental, estructural. Esa fue la clave de todo. El patrón básico. No sólo inventé maquinas, sino que las dividí en diez clases. No sólo cree un marco, sino que hasta le di una Constitución (“El hombre y la máquina son iguales”, decía el primer artículo). La recreación de Tierra 2 me llevo más tiempo que escribir el primer libro. En un capítulo de la segunda parte, llegué a sentirme una máquina, con circuitos y luces en mi interior, y tuve un shock cuando dejé de escribirlo y recuperé mi corazón y mi sangre corriendo por mis venas. Otras veces he inventado lenguajes, teorías, filosofías. Salvo por ello, el tratamiento luego no difiere ya mucho de cualquier otra novela.
La gran problemática actual de la CF viene dada por el hecho de que para muchos, sin conocimientos técnicos no puede escribirse nada del género, mientras que para otros (entre ellos yo, que defiendo la CF de tono humanístico, la que sitúa al ser humano en el futuro), lo primordial es la historia que cuentes, no si eres doctor en energía o experto en física cuántica. Es curioso que los norteamericanos sean los más críticos en este sentido, y en cambio de allí nos hayan llegado las historias menos científicas y más absurdas, como ha demostrado semana a semana una columna de “Cyberpaís” dedicada a explicar las incongruencias de las películas más famosas. George Lucas y su saga galáctica no existirían si empezáramos a mirarlo todo con lupa, ni tampoco “Star Trek” y sus innovaciones, como el “transportador” capaz de enviar a la gente de un lado a otro, si Gene Roddenberry hubiera sido tan puñetero. Ello no quiere decir que (de nuevo) yo no me leyera todas las teorías de Einstein y el “Cosmos” de Carl Sagan antes de emprenderla con mi trilogía, a la que han seguido otras novelas como “Marte XXIII” (publicada en Colombia), “Los elegidos”, “Edad: 143 años”, o mis series con personajes como Zack Galaxy y la PG-752. Es decir, que no viene nunca de más saber que Marte es más pequeño que Júpiter o que Mercurio está más cerca del Sol que Neptuno.
A estas alturas, los más inteligentes ya se habrán dado cuenta de que hablo exclusivanente de Ciencia Ficción, y parezco ignorar la Fantasía. La verdad (dejo un espacio para que me ataquen los puristas y así creo polémica, que tampoco está mal), yo nunca he sabido donde empezaba una y donde terminaba la otra. Sí, vale, “El señor de los anillos” es fantasía, con sus bichos raros y sus leyendas, pero también hay bichos raros y leyendas en las películas de Lucas. Mi novela “El fabuloso Mundo de las Letras” es fantasía, no CF, de acuerdo. Pero dado que he mezclado novelas policiacas con ciencia ficción y fantasía con misterio, siempre defendiendo el placer de ser inetiquetable; cuando escribo fantasía empleo los mismos recursos que cuando escribo CF: libertad, imaginación, provocación, etc. Otra cosa es que en un género haya naves, planetas y mundos ignotos y en otro hablen las hormigas, haya elfos y gnomos o un virus cobre vida en un ordenador.
Hoy, 20 años después de “…en un lugar llamado Tierra” (segunda obra más vendida de CF a cargo de un autor español), resulta que muchas de las cosas de las que hablaba en ella se han producido, y no cien o mil años después como escribí en 1982, sino en una o dos décadas. Spielberg y su “Minority Report” han dado otra vuelta de tuerca, como antes lo hizo “A.I.”, y que nadie piense que hablo sólo de cine. El desconocimiento de los grandes maestros de la CF actual hace más sencillo poner ejemplos que todos podemos calibrar y valorar. Claro que estamos en España: el productor y director Ricard Reguant lleva esos mismos 20 años intentando llevar mi trilogía al cine o a una serie de televisión, chocando contra el escepticismo patrio. La CF, aquí, es cara.
Hay escritores de género, cierto. Nada que objetar. Pero puesto que en España servimos igual para un barrido que para un fregado, pienso que la mejor forma de demostrarlo es probando nuestra capacidad latina para escribir de todo. Y ningún plumífero puede morirse sin dejar una novela de CF. Por lo menos.
Una vez leído todo esto, tranquilo. Cada cual se monta la película como puede o le dejan, así que no hay verdades incuestionables. Escribir es una “Misión imposible” como la que más. Por lo tanto, este artículo deberá ser destruído por ti en cinco segundos.
© Jordi Sierra i Fabra Julio de 2002