Los personajes buenos y malos en las novelas de Jordi Sierra i Fabra I
© José R. Cortés Criado, 2011
Clasificar de buenos y de malos a los personajes de Jordi Sierra i Fabra es ardua tarea porque en sus más de trescientas obras escritas aparecen multitud de personajes buenos, malos y regulares. Un personajes es clave en una novela, él es el que decide el rumbo de la historia, el que va a hablarnos de sus dudas, de sus deseos, de sus amores, de sus miedos… Y a través de sus actuaciones, reflexiones y vacilaciones vamos a comprender la trama de la obra y vamos a posicionarnos ante los acontecimientos que allí se narran.
Jordi Sierra i Fabra dice que “el personaje de una novela debe sentirse con el corazón, verse con la mente y trenzarse sobre un papel”[1] y yo añado que de la fuerza y credibilidad de cada personaje va a depender la perdurabilidad de la obra, si un personaje refleja la manera de sentir y de ser de una persona, -una adolescente con sus dudas y miedos-, no será una obra que pase de moda, porque moda serán los peinados, el vestuario, la música,…, pero sentir ganas de vivir y no estar contento con lo que te rodea afecta a todos los adolescentes en todas partes.
Grandes personajes han simbolizado los temas eternos de la literatura universal y continúan en vigor a pesar del paso del tiempo, si se cita a Otelo, nos referimos al problema de los celos; si el citado es Don Quijote, hablamos de idealismo; si es Sancho Panza, todos pensamos en el hombre realista; y así podríamos seguir citando estereotipos al nombrar a Don Juan Tenorio, Romeo y Julieta…
“Un personaje es la suma de todas sus decisiones, y las decisiones las toma a lo largo de la novela. No sirve de nada presentarlo al cien por cien al comienzo, ni decir que es bueno, o insistir en alguno de sus rasgos para que quede claro. Es el lector el que debe decidir si es bueno o no, y visualizarlo por sí mismo”[2].
Para Jordi Sierra i Fabra no existen únicamente personajes buenos y personajes malos. En su mundo literario existe una gama de personas que actúan con bondad o con maldad en determinados momentos de sus vidas. Algunos serán siempre malvados, pero muchos de ellos no actuarán como tales en determinados momentos o dejarán de serlos e iniciarán un nuevo rumbo en sus vidas, dando a entender al lector que existe una esperanza de un futuro mejor para todos.
Sierra i Fabra presenta en sus obras infantiles y juveniles a los niños y jóvenes como personas que buscan su espacio en el mundo, sienten deseos enormes de ser felices, además de ser depositarios del futuro.
Para este autor hay personajes malos que ocultan sus verdaderas intenciones y ante su apariencia amigable esconden las intenciones de hacer daño a cualquier persona cercana, como se refleja en su obra juvenil La voz interior: “Un enemigo siempre quiere que la víctima sepa que la causa de sus males ha sido él. Ése es su placer. Un amigo, no. Por eso, los amigos son peores que los enemigos”. En esta novela, una joven interna en un centro elitista dirigido por religiosas recibe en su habitación a un amigo y es delatada por su amiga, esto provoca su expulsión del colegio.
También recuerdo haber oído comentar a Almudena Grandes sobre los personajes malvados en las novelas, a propósito de El perfume de Patrick Süskind, que ella no prefiere los malos que parecen caracterizados como muy malos sino aquellos con apariencia de buenos pero que no lo son, porque dan el perfil exacto de la persona que conscientemente actúa con maldad.
Las buenas personas suelen ser los personajes más frecuentes en las novelas de Sierra i Fabra, pero él como autor y nosotros como lectores sabemos que la bondad se resalta cuando junto a ella aparece la maldad. Los valores siempre son observados nítidamente cuando se enfrentan a cualquier antivalor.
Los personajes buenos y malos en la obra de Jordi Sierra i Fabra II
Comenzaré esta exposición mostrando personajes buenos y malos en algunas obras destinadas al público infantil. Uno de los personajes favoritos de Sierra i Fabra es Víctor. Según su creador, es el niño que a él le hubiese gustado ser, por eso es tratado con mucho cariño a pesar de sus múltiples travesuras. Es uno de los buenos a pesar de todo.
Víctor es el protagonista de una colección de quince títulos, Los libros de Víctor y Cía.; es un niño voluntarioso al que nunca le salen las cosas como él las planea. Intenta ser amable con sus vecinos, pero todos se apartan aterrados cuando baja las escaleras del piso a todo correr; si quiere que el chico deseado por su hermana se fije en ella, con sus artimañas conseguirá como resultado que el joven no quiera saber nada de ella; y no duda en disfrazarse de princesa árabe con tal de acercarse a su ídolo, Bruce Springsteen, enJamalají jamalajá. Así suelen ser sus “hazañas”. Cuando escribió para el periódico escolar, se sintió tan imbuido en su papel de intrépido reportero que reveló algunos secretos de sus vecinos, que mejor hubiese sido que siguiesen ocultos, como el hecho de añadir agua al vino el dueño de la bodega. El chaval no sabe cómo pero al final de cada historia suele ser normal que su madre se preocupe, su hermana mayor chille, su hermano Quique no pare de quejarse, su padre no sepa qué hacer con semejante hijo y familiares y vecinos lo culpen a él de todo cuanto ocurre. Víctor ante tal situación no dude en pensar que Los mayores están locos, locos, locos.
En descargo de sus desaguisados, he de recordar que en el volumen número trece titulado Noche de paz o casi…, Víctor acaba siendo el triunfador de la velada, por una vez es más astuto que sus primos y consigue que éstos manifiesten sus verdaderas intenciones respetos a sus ancianas tías y demás miembro de la familia. Por primera vez Víctor es felicitado. Consigue mostrar su mejor cara al mismo tiempo que sus primos muestran su desprecio por sus ancianas tías y por la vida honrada que lleva el padre de Víctor, mientras alaban los negocios nada claros de su padre.
Otro personaje muy similar a éste es Lamberto, protagonista de ¡¡¡Lamberto!!! Un niño que atrae los problemas, intenta hacer el bien y todo le sale mal, él oye, interpreta y pasa lo que pasa, nada le sale derecho. Es imposible que en un sólo día le ocurran tantas cosas: lee, se transforma en una mezcla de Robín Hood, San Francisco y boy scout, quiere hacer deporte y ensucia la fachada de su casa y rompe un cristal de la vivienda del vecino; quiere ayudar a su hermana, y la enfada con su mejor amiga; a su hermano le fastidia jugar en la final del campeonato de fútbol, a su padre lo pone en manos de unas viejas chaladas como si fuese alcohólico, a un ratero le facilita la entrada en su casa y le da la mejor ropa de la familia, se queda al cuidado de su hermana de seis meses y la cambia por otro bebé sin darse cuenta, en fin, que para ser el primer día de vacaciones de Navidad, realiza mil cosas y ninguna derecha.
En Benezén el pescador aparece una buena persona, Mayankaye, pescador que tiene la fortuna de descubrir un criadero de ostras cuando la pesca desapareció de su caladero. A pesar de no pescar nada, se hace todos los día a la mar con la esperanza de capturar algún pez y cuando se siente mayor le confiesa a su hijo el origen de su riqueza. Benezén despilfarra rápidamente la herencia paterna y cuando no le queda ninguna perla que vender descubre un nuevo caladero infestado de peces, volviendo a sus orígenes, vuelve a ser pescador como todos sus antepasados y es feliz.
En Los tigres del valle, un personaje muy sensato es el hombre más longevo de un poblado indio, Hari, con unos 110 años, a quien la edad había robado el juicio, pero tenía muy claro que la aldea desaparecería si se eliminasen los tigres que viven en la zona. Ni el gobernador, ni sus vecinos, ni el ejército le hacen caso cuando grita: ¡No matéis a los tigres de valle! Como consecuencia de este exterminio, se rompió el equilibrio ecológico y los chimpancés invadieron cada rincón de valle obligando a los seres humanos a abandonar el territorio. En esta obra “los malos” son los que alteran la cadena alimenticia del valle. Aydin es el título de un libro y el nombre de una ballena que se escapa de un laboratorio ucraniano y decide quedarse a vivir en la costa turca. Ucrania reclama su propiedad y se la lleva; la ballena se escapa y vuelve en busca de sus amigos, especialmente de Godar, el joven que la cuida. Él, los habitantes del pueblo y los ecologistas representan al bando de los bienhechores y las autoridades ucranianas que experimentan en un laboratorio secreto con la ballena son los malévolos. No quieren saber que los seres somos libres y debemos vivir libremente.
Y hasta los genios pueden ser buenos y malos. En Cuando los genios andan sueltos encontramos una serie de personas singulares capaces de inventar envolventes silencios, gafas insólitas, elixires de la vida, semillas de la felicidad, … y aspirar a conseguir el Premio a la Creación, pero no todos juegan limpio, el joven Astradamus no tiene escrúpulos morales a la hora de codiciar tan preciado tesoro. Menos mal que fue descubierto y no consiguió su objetivo.
Juan, El niño que vivía en las estrellas, es un personaje bueno al que las circunstancias de la vida no le fueron favorables. Su madre murió joven y su padre, un desequilibrado e inadaptado social no sabe cuidarlo; lo mal alimenta, lo mal educa y lo tiene encerrado en su chabola impidiéndole tener contacto alguno con la sociedad, pero este padre no es un personaje malvado, es otra víctima de la sociedad.
Muchos malos juntos aparecen en Cabello blanco en cabeza peluda. Se trata de la aparición de la primera cana en la cabellera de un señor, y del rechazo de todos los demás “vecinos” hacia su “persona”. Si bien en un principio fue rechazado por todos, poco a poco el “vecino” distinto va consiguiendo la amistad de otros, hasta que consigue que los racistas antisociales terminen por aceptarlo como un igual.
Un personaje entrañable es Chelsea, protagonista de La niña que no podía reír. Es una jovencita con el síndrome de Moebius, el cual le impide reír, pues carece de musculatura necesaria para ello. Los personajes que pueden ser catalogados como buenos son ella, sus padres y los médicos que consiguieron implantarle un músculo y así poder reír. Sus opuestos, es decir, los catalogados como malos, son determinados compañeros de Chelsea que se ríen de ella por su aspecto físico, sin reparar en su problema, la consideran idiota al desconocer que su problema es físico y no psíquico.
Otro personaje entrañable es Pablo, chico con el síndrome de Dowm. Cuando se da cuenta de que es distinto, sus padres le cuentan que ha nacido con un palito más en el cromosoma 21 -ha de tener dos y una persona con síndrome de Down tiene tres-, y que por lo tanto su cerebro iría un paso por detrás de los demás. Es el protagonista de tres obras:Mis hermanos y yo, Soy especial para mis amigos y ¿Qué seré cuando sea mayor?, son libros escritos con un sentido muy positivo que pretende acercar a los lectores más jóvenes a sus semejantes con ese síndrome para que su integración social sea lo más acertadamente posible. Sierra i Fabra nos presenta al personaje con mucha ternura, ganas de aprender y de hacer muchos amigos. Cuando Pablo descubre que no puede participar en todos los juegos que se desarrollan en el patio del colegio y conoce a otros compañeros que tampoco pueden hacerlo por ser poco habilidosos, se percata de que existen otras cosas interesantes que el puede llevar a cabo, como aprender adivinanzas.
En Tres (historias de terror) aparece un personaje que sufre pánico cuando descubre que él, su hermana y sus padres son máquinas. Aquí difícilmente podemos catalogar de buenos o malos a los protagonistas, pero el pobre chico se aterroriza cuando descubre la verdadera identidad de su familia y se subleva ante ello pero no pude hacer nada, es una máquina casi perfecta, parece totalmente humana. Descubrió la realidad cuando su hermana sufrió un accidente.
Miguel, protagonista de Querido hijo: estás despedido, es un chico travieso que “tiene a los padres fritos”. Cansados de tanto capricho, desorden, falta de colaboración y desobediencia, los padres deciden despedir a su hijo y “ponerlo de patitas en la calle”, para lo cual le presentan una carta de despido. Aquí el malo es el niño, aunque alguno podrá pensar que los despiadados son esos padres desalmados que arrojan a su hijo a la calle y se desentiende de sus obligaciones familiares. Finalmente Miguel recapacita sobre su actitud y elabora un pliego de descargos que presenta a sus padres y éstos reconsideran su propuesta inicial.
En La biblioteca de los libros vacíos podemos considera como malos a todos los habitantes de ese pueblo, donde las letras se desprendieron de las páginas de los libros porque nadie los leía. Y como buenos, a los niños y niñas que pacientemente fueron recogiendo las diferentes letras y reescribiendo los libros para que la cultura no desapareciese.
Sietecolores es el nombre de la niña protagonista del libro que lleva su nombre por título. Es la primera niña que nace así. En su pueblo los habitantes se diferencian por su color, cada grupo tiene uno de los colores del arco iris. Sietecolores nació con una mezcla de todos ellos y por eso fue rechazada el primer día que acudió a su colegio. Los “malvados” se rieron de ella y le hicieron sentirse mal por ser distinta. Afortunadamente supo reaccionar a tiempo y renunció a camuflarse, decidió sentirse orgullosa de su diferencia.
Pero el personaje más feliz y más bueno es El extraordinario Félix Feliz. Es un señor que se dedica a localizar edificios donde sus moradores no se llevan bien. Cuando encuentra uno adecuado a sus necesidades se instala en él. Su presencia siembra en primer lugar el desconcierto entre el resto de los inquilinos; después surgen pequeños conflictos que soluciona fácilmente y cuando reina la armonía en el bloque se muda a otro donde tienen necesidad de su presencia.
En El soldado y la niña, los ruines son los enemigos en guerra, con lo cual hay malos en los dos bandos. La niña simboliza la muerte, pero tiene algo de especial, hace ver al soldado los males que acarrea un conflicto bélico y las falsas promesas que suelen hacer los señores que declaran la guerra pero no acuden a combatir al frente. Éstos últimos, también forman parte de los réprobos.
Malos malos son también los fabricantes de bombas que crean unas armas mortíferas que son lanzadas sobre personas, tanto militares como civiles y acaban con vidas inocentes. Con el temor de que una bomba estalle y acabe con la vida de unos inocentes niños se lee La bomba.
Bueno es Fortunato, protagonista de Querido Rey de España, que no puede permitir que todo el mundo golpe al Jefe del Estado cada vez que pega un sello en una carta. Para evitar semejante castigo escribe a la Casa Real solicitando que se impida tal falta de respeto y cuidado.
También son bondadosos los personajes de Una [estupenda] historia de dragones y princesas […más o menos], tanto la princesa raptada por el dragón, como su padre y hermana, pero más bueno son aún el dragón y el joven valiente que decide enfrentarse al monstruo para rescatar a la princesa. Quizás sea un poco díscola La Voz de la Conciencia o Sentido Común, protagonista también de ese libro, que intenta desbaratar la historia al autor, pero en absoluto se puede catalogar de maligna.
Otro personaje bueno y entrañable es Kafka en Kafka y la muñeca viajera. El personaje se encuentra un día a una niña, Elsi, llorando en el parque porque ha perdido su muñeca, Brígida. Kafka le dice que se fue de viaje por ser libre y que él es el cartero de muñecas, y le entrega cartas durante dos semanas de la incansable viajera llenas de alegría y felicidad.
Con esta última referencia finalizo el presente artículo y aunque no se han reflejado la totalidad de los personajes infantiles de este autor, creo que la obra seleccionada es muestra más que suficiente para conocer determinados personajes.
Algunos personajes buenos y malos en la obra de Jordi Sierra i Fabra III
De entre las obras catalogadas para el público juvenil he de destacar los siguientes personajes buenos y malos. A David, protagonista juvenil en El último verano miwok, se le puede catalogar de bondadoso, al igual que a su padre, a su amiga Susana y al indio chamán chupador, Tortuga Veloz.
Malvados pueden ser considerados los constructores que no dudan en destruir un pasaje natural, cementerio milenario de los indios miwok, con tal de construir viviendas de lujo que le reporten pingües beneficios. Kaopi también es un personaje bueno, es un ser primitivo que vive feliz en su poblado hasta que el hombre blanco aniquila a su familia y decide buscar al Gran Señor en Paraíso. De sus peripecias en su búsqueda y del descubrimiento de la civilización del hombre blanco da cuenta gran parte de la novela. Los personajes malos son los hombres blancos, dueños de las armas mortíferas que someten a los habitantes de aquel continente.
En Noche de viernes los cinco chavales que salen a divertirse una noche no son malos, pero hay que catalogarlos como tal, pues son jóvenes anodinos que desean divertirse y acaban matando a un marroquí. Aunque cueste creerlo, no pretendieron llegar al asesinato, pero cuando llevaban bebidas un numero considerable de cervezas y deseaban adquirir droga, ocurrió lo inesperado. Son responsables de sus actos, pero a la vez víctimas de esta sociedad que ofrece a los jóvenes como alternativa salir a beber y consumir estupefacientes.
En Malas tierras, el maligno es el señor que conduce bebido y se empotra contra otro coche ocupado por unos jóvenes serenos y responsables causando la muerte a la conductora. Ésta es una buena persona y donante de órganos; gracias a ello su corazón salva la vida de otra joven que espera una donación para poder vivir.
Ventura, protagonista de Nunca seremos estrellas del rock, no es bueno. No puede catalogarse de tal a un joven que comete un parricidio. Tampoco lo es su padre, que lo trató con desprecio toda su vida y lo golpeó cuantas veces quiso.
En El asesino del Sgt. Pepper’s el malo es el que comete los crímenes en el barco donde viajan músicos y críticos musicales, incluido Jordi Sierra i Fabra.
Mario es el peor de todos los personajes de Seis historias en torno a Mario. Él es el responsable de su vida y decide acortarla al consumir drogas y no tener fuerza de voluntad para abandonar ese hábito. Aunque todas las personas que le rodean se sienten un poco culpables por no haber hecho algo más por salvarlo, ninguno puede ser catalogado de malvado, a excepción de su amigo Coque, quien lo inició en dicho consumo.
Carlos, protagonista de El tiempo del olvido, quiere ser malo pero no puede. Es un joven que vive con la esperanza de matar al asesino de su padre, pero cuando lo tiene frente al cañón de su pistola no es capaz de apretar el gatillo.
En Noche de luna en el estrecho su protagonista, el joven marroquí que logra entrar ilegalmente en España después de tres intentos es una buena persona, no así otros personajes que lo tratan con desprecio tanto en su país de origen como en el de acogida.
En Campos de fresas todos los protagonistas son buenas personas, la que más, la joven anoréxica que decide salir de casa para visitar a su amiga en coma tras ingerir una pastilla de éxtasis. El personaje que encarna la maldad es el “camello”, aunque su jefe tiene menos escrúpulos y es peor persona.
También en El mensajero del miedo, el malvado es el “camello”, pero al final decide enfrentarse a su jefe y salvar la vida de su hermano y la de la amiga de éste.
Abominable con apariencia de bueno es Juan Manuel, personaje de Retrato de un adolescente manchado. No duda en asesinar a su madre y echarle la culpa a su hermano menor, es un clásico de personaje pérfido.
En La música del viento el personaje más humano y solidario es el periodista que no duda en salvar a unos niños de la esclavitud a la que están sometidos en un taller de confección de alfombras en la India; junto a él se pueden citar los niños liberados y el sacerdote que dirige en centro de acogida donde son admitidos. La maldad está encarnada por los empresarios sin escrúpulos que esclavizan a niños de muy corta edad para poder tejer alfombras de mucha calidad y así venderlas a un elevado precio.
En Un hombre con un tenedor en una tierra de sopa, la honradez hace que uno de sus protagonistas se suicide al no poder soportar el haber dado información sobre la guerrilla al ejército y éste haber perpetrado exterminio de niños, mujeres y ancianos en un poblado de Chiapas. El mal está en parte del ejército que no respeta la vida de los campesinos. Al final de la novela se relata las matanzas impunes de indígenas en el continente americano.
El horror hace acto de presencia en La memoria de los seres perdidos cuando la joven protagonista descubre su verdadera identidad: es hija de una “desaparecida” argentina que fue torturada hasta morir, y su padre legal es uno de los militares que acabó con la vida de su progenitora. Toda la novela es un alegato a favor de la libertad, de las madres y abuelas de la Plaza de Mayo, personajes que encarnan la bondad; y en contra de las dictaduras y del genocidio, que simbolizan la maldad.
Este dolor, el tema de los desaparecidos en Argentina está presenta también en la trilogía El tiempo del exilio; y el de los desaparecidos en Chile, en Víctor Jara, reventando los silencios, y en El peso del silencio.
En Las chicas de alambre el mal está en el mundo de la moda, en los modistos que quieren modelos superdelgadas y de aspecto enfermizo, así como en las personas sin escrúpulos que rodean a estas jóvenes.
Los personajes malévolos de El oro de los dioses son los médicos de la extinta República Democrática Alemana que suministraron a los deportistas todo tipo de drogas con tal de conseguir triunfos deportivos sin importarles las secuelas físicas que podían dejar en los cuerpos de los jóvenes.
Personajes execrables en Las Furias son Ezequiel y sus compinches que se ensañan en dos profesores de su instituto. A una profesora la asaltaron en la calle y tras golpearla y desgarrarle la ropa la dejaron tirada en la calle; ella temió ser violada. Otro profesor, objeto de constantes burlas por parte de esos alumnos, perdió el control y dio una bofetada a uno de ellos. Este hecho provocó una frustración en el profesor, que desde ese momento renunció a su labor educativa; y una revuelta estudiantil, que saltó a los medios de comunicación.
En Marte XXIII los malos son los seres humanos, los cuales han creado una sociedad de hombres y mujeres máquinas sin que éstos sean conscientes de su naturaleza. Les han hecho saber que son seres humanos, habitantes en un planeta inhóspito, cuando en realidad forman parte de un experimento. Un joven descubrió la falsa y huyó con su compañera, integrándose ambos en el mundo de los humanos.
El bien y el mal se confunden en Donde el viento da la vuelta. Por un lado está el ejército guatemalteco que se presenta como garante del orden y combate la guerrilla; por otro, está la guerrilla integrada por muchos niños soldados, que se enfrenta al ejército regular y defienden a los indígenas, que son masacrados impunemente. Pero al margen de las simpatías por uno u otro bando, la maldad está presente en el hecho de utilizar a los niños como soldados, en el uso de la violencia para solucionar los conflictos y en el daño que causan las minas antipersona. Contra todos estos aspectos y contra el exterminio de los pueblos indígenas está escrito el libro.
La aflicción también adopta forma de guerra en la novela titulada En un lugar llamado guerra. Esta obra es un alegato en contra de los conflictos bélicos y a favor de la población civil en caso de guerra, representada por un niño que hace de guía del corresponsal español llegado a la zona en conflicto, y por supuesto, encarna el papel bondadoso.
La guerra de mi hermano es otra obra donde un conflicto armado es el protagonista, y consigue no sólo enfrentar a dos bandos, sino a la propia familia de los jóvenes protagonistas.
En La piel de la memoria se trata el tema de la esclavitud humana. Los malignos en esta novela son los negreros, los traficantes de seres humanos que sin escrúpulo alguno compran y venden niños o niñas al mejor postor.
Una joven desequilibrada es la maliciosa en La canción de Mani Blay. Es una fan que dispara a bocajarro sobre su ídolo; pero no es la única. La acompañan otros personajes preocupados por conseguir algún beneficio económico del suceso, quieren hacer negocio con la ropa ensangrentada del cantante.
Una joven, personaje de Sin tiempo para soñar, vive en una zona marginal y caminan sobre el filo de la navaja; termina asesinada por unos proxenetas. Éstos son los bellacos en la novela, representan la explotación sexual de mujeres a las que también introducen en el consumo de drogas. Los buenos, además de la policía que actúa oportunamente a última hora, son los dos jóvenes estudiantes de periodismo que decidieron investigar qué había detrás de una escueta noticia de prensa.
Los personajes creados por Jordi Sierra i Fabra se cuentan por cientos, quizás pronto sean miles si sigue el mismo ritmo creativo