09 – MUNDOS Y SERES FANTÁSTICOS EN EL FUTURO DISEÑADO POR JORDI SIERRA I FABRA

© José R. Cortés Criado, 2011

 

Jordi Sierra i Fabra es un autor, como a él le gusta autocalificarse, intuitivo, visceral, inclasificable e “inetiquetable” por cuanto su obra abarca la poesía, el teatro, el ensayo y la épica, y dentro de ésta, ha escrito novelas para primeros lectores, para jóvenes y para adultos; unas obras son de ciencia ficción o futuristas, otras son fantásticas, históricas, realistas….

Es uno de los autores más leídos en la actualidad, y además de ganar el Premio Nacional de Literatura Infantil Juvenil el año pasado por su obra Kafka y la muñeca viajera, acaban de otorgarle el premio Bibliotecario de honor en Valencia, por ser el escritor más leído en las bibliotecas de dicha comunidad autónoma.

Ha publicado más de trescientos libros, y ha vendido cerca de ocho millones de ejemplares en el mundo.

Es en su producción futurista, donde el autor crea seres y espacios fantásticos, describiendo en clave de humor razas pintorescas como la de los intélidos y los zirgos, en la colección de Zack Galaxy.

Los primeros, los intélidos son una raza reproductora y expansora, las parejas suelen tener catorce o quince hijos, su período de gestación es de cinco meses, tienen voz siseante como las serpientes, son de sangre fría, y las chicas son peligrosas, “despiden un aroma que actúa como reclamo para algunas razas, y por supuesto, está el hecho de que ellas sean depredadoras. Cuando están en edad, van de caza, y se adaptan a todas las razas y sistemas vivos para reproducirse. Lo suyo es tener hijos”.

“Los zirgos son otros que tal baila: mudan la piel cada tres meses y se ponen algo así como cárdenos y supurosos durante una semana. Luego quedan como nuevos, pero mientras dura el proceso…”

Pero son en obras de ciencia ficción dirigidas al público juvenil donde su capacidad de fabulación alcanza cotas creativas de mayor interés, como ocurre en la trilogía El Ciclo de las tierras.

Sierra i Fabra sabe que este subgénero le permite dar rienda suelta a su imaginación, aunque sus novelas no son guerras intergalácticas ni fantasías cósmicas, se ocupan de la relación hombre-máquina en un futuro donde primará la igualdad entre ellos y deberán respetarse para poder sobrevivir.

Para redactar estas novelas, lo primero que hubo de hacer este autor fue idear el marco donde se desenvolvería la vida cotidiana, así imagina ciudades protegidas del exterior inhóspito para el ser humano y sobre todo para los seres máquinas, y dibuja la ciudad en su mente para luego poder hablar de cúpulas, cintas transportadoras, calles suspendidas en el aire, tubos de aire para subir a los pisos superiores, duchas secas para evitar el deterioro de las máquinas, sistemas de visión holográfica en paneles corporativos, etc., y como dice el autor catalán: “el ámbito es lo primero que debemos tener en cuenta”.

En sus mundos vamos a encontrar superficies metálicas, casa de cristal o plástico endurecido, bóvedas que mantendrán una temperatura constante, ordenadores que controlarán la vida de todos, seres humanos inquietos y habidos de saber, máquinas racionalistas y calculadoras junto a otras más “humanizadas”, incluso con sentimientos casi humanos y capacidad de reproducción.

Así nos habla de “células microprocesales”, “micropuntos oculares”, de circuitos internos que funcionan a modo de sangre en las máquinas, de “saturación de flujos” para indicar el cansancio de éstas, e incluso construirlas con un determinado grado de masculinidad o feminidad para marcar el carácter de las mismas, de “procesadores médicos” en vez de talleres de reparación y de haces de colores para dar cuenta del estado emocional de ellas.

La preocupación por el desarrollo sostenido y el mantenimiento del equilibrio ecológico es constante en la producción literaria del autor. En las obras de ciencia ficción el ambiente suele ser artificial, creado a semejanza de la Tierra, porque ésta ha sido destruida por la insensatez humana o convertida en un lugar inhóspito donde es imposible subsistir.

Esa es la primera lección que ofrece su producción literaria de ciencia ficción: si no queremos vivir en naves espaciales o viajar hasta otras galaxias en busca de un lugar donde habitar, cuidemos nuestro planeta.

La trama de las obras de la trilogía El Ciclo de las Tierras se desarrolla en un planeta denominado Tierra. A lo largo del relato todo hace pensar que se trata del planeta donde vivimos, pero al final de la primera entrega se explicita que se trata de Tierra 2, un astro donde se instalaron los hombres y las máquinas tras atravesar un agujero negro situado a un millón de años luz cuando huían del Gran Holocausto que arrasó la Tierra.

A modo de guía, en la segunda obra de la citada trilogía, Regreso a un lugar llamado Tierra, el autor ofrece la información necesaria para conocer ese nuevo planeta: situación, características, formas de vida, sistema social y político…

En este planeta existen mares, pero las ciudades están protegidas de ellos por unos muros de ondas electromagnéticas ya que las máquinas se estropean al entrar en contacto con el agua.

También las ciudades están protegidas por una cúpula que consigue regular la temperatura ambiental, que se mantiene siempre constante, lo cual permite a sus habitantes vivir en una eterna primavera.

Y gracias a los avances científicos se ha creado una flora especial en el planeta siguiendo los manuales antiguos para reproducir formas, olores, colores…, que reciben la humedad encapsulada para evitar accidentes con el agua.

Esta idea de ciudades protegidas por una enorme cúpula y de recuperación de especies vegetales existentes en la Tierra, se repiten en otras obras como Marte XXIII o Los elegidos.

Volviendo a Tierra 2, el autor nos informa, en las páginas de la trilogía, de que el gobierno de la Comunidad está en manos de las máquinas, porque “El hombre había demostrado no poder gobernarse por sí mismo. Ya había arrasado una vez el mundo”, aunque todos, hombre y máquinas, añoran el recuerdo de ese paraíso perdido llamado Tierra.

Con el temor a que se repita la historia tras haber estallado un enfrentamiento entre hombres y máquinas y estar ellos cerca de conseguir de nuevo energía nuclear para ser utilizada como arma, se recuerda en el segundo volumen de la trilogía: “El hombre tuvo que huir de la Tierra a causa de la salvaje autodestrucción a que la sometió con la catástrofe nuclear. Hombres y máquinas buscaron un nuevo mundo y lo encontraron en este planeta al que llamamos Tierra 2”.

El relato de la tercera entrega de la trilogía refiere que en el año 10150 las máquinas se enfrentan a su supervivencia ante los exorbitantes efectos desestabilizadores cada vez más patentes en Tierra 2 desde que los hombres abandonaron el planeta, en el año 9985. Puede ser el declive de ese modo de civilización.

En esta sociedad, donde los hombres y las máquinas tienen el mismo derecho constitucional, los seres humanos siguen manteniendo el mismo aspecto físico que hoy, pero las máquinas han ido evolucionando en su estética.

La primeras quisieron parecerse a su creador, el ser humano, para ello adquirieron un aspecto físico similar al nuestro. Steinen 6-597, de 375 años es uno de los últimos androides de Tierra 2, se parecía a un hombre, se movía como tal, podía alterar sus facciones de piel sintética, sonreír e incluso remataba su cabeza con una mata de cabello.

Sin embargo, al evolucionar en conocimientos, las máquinas fueron despreocupándose de su semejanza con el hombre, abandonaron la imagen esbelta con facilidad de desplazamiento, pues de lo que se trataba no era de poder desplazarse sino de almacenar la mayor cantidad posible de información y disponer de los mejores y más rápidos procesadores de la misma, por ello adquirieron el aspecto de grandes cubos, parecidos a aparadores, su poder no radicaba en el movimiento sino en la capacidad de sus cerebros electrónicos.

En esta comunidad los seres humanos han alcanzado un nivel de vida que les permite vivir durante cien años, y puesto que la edad laboral termina a los cincuenta, después se dedican a disfrutar de la vida, a investigar y a llevar una existencia muy plácida hasta su fallecimiento.

Las máquinas viven una eternidad, y en cualquier momento se les pueden añadir nuevos procesadores gracias a los progresos científicos que las perfeccionan constantemente, aumentando su rendimiento. Cuando fallecen, sus memorias, que almacenan millones de datos, se conservan para poder ser consultadas por las máquinas jóvenes ansiosas de conocimiento.

Además, las máquinas no son emotivas, aplican la lógica a todas sus funciones y análisis, no cometen errores y son las encargadas de gobernar la nueva sociedad, ya que poseen los conocimientos indispensables para realizar todas las tareas necesarias en ese mundo, incluso pueden detener el envejecimiento del ser humano cuando viaja en las cápsulas del sueño letárgico, como le ocurrió a Eda, personaje de El guardián de la luna, que al regresar a la Tierra y despertar joven y hermosa, preguntó qué le había sucedido y simplemente le dijeron: “Has estado hibernada casi dos siglos”.

Tanto las máquinas como los hombres han llevado a cabo tales transformaciones que difícilmente podría decirse cuáles favorecen el progreso de unas y otros. En palabras del juez máquina Orion 1-27, los conocimientos tecnológicos son los provocadores de la evolución del ser humano.

Los progresos tecnológicos y evolutivos así como la gran cantidad de conocimientos almacenados han hecho progresar la ciencia médica hasta límites sorprendes. Los doctores máquinas efectúan cualquier intervención quirúrgica, tanto para solucionar problemas físicos, como psíquicos, o de conducta.

Además, pueden implantar prótesis impulsadas por energía cerebral en los seres humanos. “Hay máquinas con cerebros humanos, y hombres con componentes metálicos en sus cuerpos, ciegos que ven con cerebros electrónicos visuales, personas que tienen por corazón un ordenador, selectores de estímulos que dan habla a los mudos… El hombre y la máquina se han fundido y son uno, como reza la Constitución”.

Pero esta convivencia pacífica se altera cuando una nave regresa a Tierra con su capitán máquina muerto y su ayudante humano vivo. Las máquinas sospechan que se ha cometido el primer asesinato perpetrado por un hombre contra una máquina, alterando con ello la convivencia fraguada durante miles de años.

Los humanos no lo creen así y su defensor llega a demostrar que lo acaecido fue el primer suicidio de una máquina, hecho que confirma la humanización que empiezan a sufrir las máquinas en su proceso evolutivo.  Este suceso es la muestra del mayor antivalor referido a la salud que se puede encontrar en el futuro diseñado por Sierra i Fabra, junto al asesinato, que también está presente en la última entrega futurista, Crónica de Tierra 2.

Si en la primera de las novelas de esta trilogía, El ciclo de las Tierras, los personajes anhelaban conseguir una conexión cerebro-máquina para así medir con total precisión el grado de capacidad de las personas; la tercera, El testamento de un lugar llamado Tierra, recuerda el caos que fue la creación de mestizos, y que afortunadamente los híbridos mitad hombre mitad máquina se extinguieron. “Se intentó fabricar máquinas con componentes humanos, y cuando los humanos no se contentaron con trasplantes de miembros, sino que acoplaron ordenadores a sus cerebros para ser más que nosotras, a sus corazones para ser eternos, a sus brazos para ser más fuertes…”, se produjo un conflicto social sin precedentes.

En otra obra, La nave fantástica, se intenta explicar cómo surgieron los pobladores de la superficie exterior de nuestro planeta, que no son sino el resultado de un experimento efectuado por los Hues, al intimar con las especies habitables en el espacio exterior de la superficie terrestre.

Estos seres vivos no huyen del planeta Tierra, sino que habitan en su interior, manifestando que nuestro planeta, no es más que una nave, una nave que forma parte de una flota, y una flota que cubre lo que creemos Universo.

La ciudad interior esta formada por pasadizos, túneles, cavernas, bóvedas, columnas…, todo de agua. Los Hues, se rigen por la razón, gozan de una envidiable salud, pues ni enferman ni mueren, pero deben vivir en el interior de nuestro planeta si no quieren extinguirse

En cuanto a su aspecto físico, son parecidos a nosotros, aunque de un tamaño equivalente a dos tercios al de un ser humano, de piel blanca, su cabeza es bastante grande con dos enormes ojos y unos orificios con membranas en lugar de oídos y narices; sus pies son enormes y sus manos pequeñas con dedos afilados.

Rehúyen cualquier contacto con los habitantes de la superficie planetaria, a los que llaman la escoria, porque hace miles de años intentaron fusionarse con los pobladores de la superficie exterior: “experimentamos con las especies superiores y la mutación de nuestros cuerpos, unida a la de los primates, generó la primera malformación”, surgiendo unos nuevos seres que han lograron adaptarse y sobrevivir hasta ahora, aunque según los Hues mejoraron poco su inteligencia.

También en el pasado encontramos acontecimientos insólitos efectuados por seres de otras galaxias con mayor inteligencia que nosotros y con otras capacidades para resolver problemas de difícil o imposible solución en nuestros días, como resucitar a un difunto.

Si fuese real el suceso recogido en el relato Cero a. J. C. que forma parte del libro La puerta del Más Allá, no se producirían más fallecimientos provocados por un infarto, porque ese ser extraño, una luz, que llegó a la Tierra proveniente del espacio se introdujo en el interior del cuerpo de una mujer fallecida, “viajó por su interior. Llegó al cerebro y lo investigó. Se trasladó al corazón y lo examinó. Al momento halló la razón de su muerte: una obstrucción de un pequeño conducto que llevaba el líquido vital de su cuerpo hasta ese corazón”, eliminó el trombo que afectaba el normal funcionamiento del aparato circulatorio y devolvió la vida a la finada.

Curar enfermos, colocar prótesis en los seres humanos y crear seres mestizosde hombre y máquina serán tareas corrientes en el futuro descrito por Sierra i Fabra, donde nadie se extrañará de escuchar preguntas como la formulada al peor policía del Sistema en Zack Galaxy: misión secreta: “¿Es usted un producto genético o un robot de última generación?”

Los diferentes tipos de entes vivos creados por Sierra i Fabra que en un futuro coexistirán con las personas, y que se describen a continuación, presentan un estado de salud envidiable. La ciencia evolucionó tanto que la salud dejó de ser un problema para ellos.

Así podremos encontrar seres humanos clonados, como el caso del científico Phidias Klowalsky, quien no se conformó con crear un ser a su imagen y semejanza en el relato titulado El doble que forma parte del libro La puerta del Más Allá, “porque lo importante no era reproducir un ser vivo partiendo de otro, y crear así un duplicado, un clon perfecto. Lo importante era su cerebro. Mejor dicho: la cara oculta de su cerebro”, con la pretensión de poder utilizar las nueve partes de la mente que las personas, al parecer, no utilizamos normalmente, y crear su otro yo nueve veces más inteligente que él, lo cual conlleva el conocimiento del lado oscuro de la mente humana.

Igual anhelo persigue el robot Van-Ham, protagonista del relato El robot que quería ser humano del libro Relatos galácticos, que tenía pensado adjuntar a su cerebro el de un sabio profesor con la ayuda del transmisor de materia, pretendiendo así transformarse en un ser perfecto, ya que podría utilizar al 100% su capacidad intelectual.

Otro caso referente a un ser extraordinario tiene lugar en la ciudad de Barcelona del siglo XXI reflejada en Las voces del futuro, donde encontramos a Zen Es-3-725.903, un vai-3 (Vida Artificial Inteligente-3) que “era un sintético fabricado con neuronas humanas, casi, casi, con una conciencia y un alma verdadera.

Un ser vivo capaz, incluso, de reproducirse a sí mismo”.

La lectura de Marte XXIII revela que su protagonista, Arkady, también es un ente cibernético maravillosamente humano, cubierto de carne y piel sintética, que ha sido creado para estudiar el comportamiento de una persona en situaciones extremas. Se trata de un ser vivo con sentimientos, pensamientos propios…

Si aterrador fue para este personaje, Arkady, descubrir que no era un ser humano, más escalofriante es para Tomás, un adolescente, descubrir que tanto sus padres como su hermana, e incluso él mismo, son máquinas inteligentes con aspecto y sentimientos humanos como le confirma su madre, en Tres (historias de terror).

Si en el futuro coexistirán seres humanos y seres creados por el hombre, la reproducción de las especies también será diferente, tanto entre las máquinas que puedan hacerlo como entre los hombres y mujeres.

Para el ser humano habrá diferentes maneras de concebir un descendiente. Según el relato ¡Vamos a tener un hijo!, que forma parte del libro La puerta del Más Allá, se podrá elegir entre un sistema externo y otro interno respecto al cuerpo de la mujer, en el primero se puede efectuar la fecundación con un óvulo femenino congelado o sin congelar, el cual se puede reimplantar en el cuerpo de la madre o alquilar el cuerpo de una mujer para que lo geste, también se puede fecundar el óvulo de la madre con el semen del padre y después reimplantarlo en el cuerpo de la futura mamá. Esto hoy no es futurible, ya es una práctica corriente

Aunque también los futuros progenitores son informados por parte del planificador familiar de otra forma de reproducirse, una que necesita contacto físico íntimo y relación sexual, es decir, la forma tradicional, que es más barata porque corre a cargo de los fondos de Salud Pública, Conservación y Raza de la Seguridad Social. “Sólo puedo decirle que como método, viejo y primitivo, se sigue practicando y con buenos resultados”.

Si en la trilogía sobre la Tierra se novela la destrucción de nuestro planeta como consecuencia de un afán desmedido por fabricar armas nucleares, en el relato El guardián de la luna, el Mando de la Comisión Mundial del Espacio comunica al encargado de vigilar la superficie lunar que la Tierra será abandonada dado su alto grado de desertización, confirmando que no quedará en ella ningún ser humano y que han salvado las últimas especies, llevado árboles, creado vida e inteligencia artificiales en otro planeta habitable, pues nuestra vieja Tierra está seca. La preocupación por la destrucción del planeta es constante en la literatura fantástica de Sierra i Fabra y así uno de sus personajes del cuento El ser, que forma parte del libro llamado Relatos galácticosreprocha a la raza humana el haber acabado con numerosas especies animales. De esa inquietud nace con aire de epopeya Los elegidos, cuya trama sustenta uno de esos viajes hacia planetas habitables donde conservar la supervivencia de la raza humana y de todas las especies animales y vegetales de la Tierra. En este texto se relatan los enfrentamientos entre los cient’icos y los klonos, habitantes de una nave que lleva doscientos setenta y siete años, cinco meses y catorce días navegando lentamente debido al impacto sufrido contra un asteroide. “Nadie sabía ya de ellos. Nadie les esperaba por detrás, ni por delante. El pasado había muerto. El presente era cuanto tenían… y la esperanza del futuro”.

En Los elegidos se muestra la génesis de Adán, un ser creado por los cien-t’icos en la nave espacial Unapiedra durante su viaje hacia el planeta Galileo: es el primero de su especie, un androide, una máquina con capacidad para pensar por sí misma, hablar, actuar…

La nave Unapiedra es un modelo multimodular para transporte intergaláctico que desplaza a doscientas parejas de colonos para explotación agraria, cincuenta parejas de científicos para investigación y desarrollo, cincuenta parejas de técnicos y personal espacial, diez parejas de miembros de la tripulación, además de androides, animales, máquinas, semillas…, es una nave colonizadora en busca del planeta Galileo para habitarlo.

Su nombre es un homenaje a Albert Einstein. En alemán ein significa uno ystein, piedra, de ahí el nombre. Es un guiño al físico que lo inspiró a la hora de escribir la trilogía El Ciclo de las Tierras y muchas de las novelas futuristas.

Y otros viven engañados, como algunos de los protagonistas de Marte XXIII, porque les dan la siguiente información: “La Tierra que conociste ya no es más que un planeta muerto”. Ahora habitas en un lugar nuevo. Los científicos habían diseñado una ciudad sin caer en los viejos errores de antaño, sin desigualdades ni diferencias sociales, que estaba protegida del exterior por una cúpula de plástico endurecido. Sus habitantes saben que debieron abandonar la Tierra y que gracias a las especies animales y vegetales traídas desde ella, existen cultivos en su nuevo espacio vital ahora en suelo marciano.

ARK-1, esta ciudad ideal construida en la superficie del planeta Marte para supervivencia de los terrícolas es una gran mentira, una gigantesca estructura circular, abovedada, del mismo color amarillento que la tierra del desierto; al igual que la condición humana de sus habitantes, pues son réplicas construidas en laboratorios para estudiar el comportamiento humano en situaciones extremas que podrían darse en caso de tener que abandonar nuestro planeta y buscar otro de acogida.

En estas novelas el autor nos señala los aspectos referentes al hábitat del ser humano y al de las máquinas, y reseña algunos de los avances que las viviendas dispondrán en el futuro: en primer lugar, estarán totalmente tecnificadas, las máquinas con capacidad de pensar nos ayudarán en las tareas domésticas y nos facilitarán las labores cotidianas.

Toda vivienda dispondrá de un ordenador central que regulará la intensidad de la luz según las horas del día y la transparencia u opacidad de las paredes, además controlará el estado de nuestra despensa, y será de una eficacia máxima para organizar nuestra agenda, pues nos programará actividades para el ocupar el tiempo libre y nos animará a participar en concursos intergalácticos a través de las pantallas holográficas, entre otras muchas actividades.

El gran peligro que se corre con tal dependencia de las máquinas es que no podremos vivir sin ellas y en casos extremos contaremos con “un ordenador central en cada casa. Un ojo asomado a la vida de todo ser humano incluso en lo más privado de su intimidad. Un acceso a todos los rincones”, que ejercerá un exhaustivo control sobre cada una de las personas, conociendo sus hábitos, sus actividades e incluso sus pensamientos si consiguen inventar un ordenador capaz de leer la mente humana.

Respecto a los sentimientos de las máquinas y otros seres no humanos, Sierra i Fabra argumenta que los desconocen y así lo confirma Hu – Tan en La nave fantástica cuando dice a Jan Roc: “Eso que llamáis sentimientos son una tara engañosa. Nosotros funcionamos en base a la lógica y fundamentamos todo cuanto hacemos en la razón”.

En Marte XXIII, Kal, el ordenador doméstico de Arkady sabe que “el amor es un aspecto fisiológico muy curioso en el ser humano” y algo ajeno a él. Sin embargo, Arkady es una máquina tan perfecta que se sorprende al descubrir que no es humano y está enamorado de Iliana, que también desconoce su condición de androide.

Otra máquina quiere transformarse en humano y manifiesta sentimientos de temor. Sospecha que el hombre quiere destruirla y se convierte en un tirano que desconfía de todas las demás máquinas que él mismo llegó a crear, como se lee en el relato El robot que quería ser humano. “Se había convertido en un dictador, ni más ni menos. Las medidas de protección que rodeaban al Gran Cenit y a su persona eran la respuesta. Sólo los dictadores tenían miedo”.

Según Sierra i Fabra el nivel de perfección que se alcanzará en el futuro permitirá la creación de máquinas por parte del hombre mediante un complejo sistema de activación neuronal, donde la madre es sustituida por un secuenciador nucleico. Estos nuevos entes se considerarán seres humanos, tendrán inteligencia artificial y albergarán sentimientos elevados, podrán amar, tener relaciones íntimas, engendrar hijos por medio de fertilización espermatozoidal…

La defensa de la vida es otro factor destacado en la novelística del autor y no sólo lo manifiestan las personas, sino también los animales, e incluso las máquinas y seres de otras galaxias.

De la lectura de la obra de Sierra i Fabra se deduce que la ciencia es la base sobre la que se sustenta el progreso humano y que éste es el único camino que permitirá avanzar en pro de la verdad de nuestro origen y evolución, además de que ayudará a configurar el futuro experimentando nuevos caminos de progreso para así poder discernir una funcionalidad y un orden que mejore la calidad de vida de la especie humana y, por ende, la del conjunto de seres que forman parte del planeta Tierra.

Según nuestro autor, el hombre no puede permanecer inactivo, ni física ni mentalmente, pues no hay mayor mal para él que el aburrimiento. Cuando no cultiva su mente y está ocioso, el ser humano se dedica a construir nuevos artilugios o a destruir los ya existentes para luego volver a crearlos de nuevo, puesto que es un ser de hábitos cíclicos. Por tanto, deberá mantener su mente en activo para poder continuar avanzando en sus conocimientos y poder experimentar nuevos progresos gracias a la ayuda facilitada por el ordenador más perfecto que existe en el Universo: su cerebro.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Además, afirma el autor que, en nuestro planeta, el ser capaz de generar conocimiento es el humano, o al menos así ha sido desde que el primer primate decidió inventar algunas herramientas que le facilitasen su adaptación al entorno.

He de reiterar que el conocimiento de las máquinas proviene de su creador, del hombre, por tanto, hasta que éste no genere un conocimiento, la máquina no puede poseerlo, con lo cual el progreso en el saber está supeditado al ser humano. Así lo considera el procesador científico e investigador máquina más popular de Tierra 2, Steinein, cuando afirma que el día en que los seres humanos se rebelaron y decidieron no introducir ningún dato nuevo en las máquinas, comenzó el declive de éstas, pues a pesar de tener miles de respuestas a millones de preguntas, carecían de algo fundamental que posee el ser humano: la capacidad para superarse continuamente.

El anciano profesor Marzho en …en un lugar llamado Tierra, siempre creyó que las máquinas soñaron desde el primer día de su creación con ser humanas, y que una de sus aspiraciones es poder concebir y fecundar, él no sabe qué será primero, pero está seguro de que ambos fenómenos serán una realidad y alega que la especie humana, o la especie viva en general, llegará a una nueva era sin fronteras, donde no se sabrá si el nuevo ser es hombre o máquina y que habrá que buscar un nombre nuevo para él.

Tanto las máquinas como los seres no humanos se sienten orgullosos de su razonamiento lógico y frío al margen de las reacciones temperamentales de los hombres y mujeres de la Tierra.

Como el cerebro humano es una máquina excepcional, en Las voces del futuro se cuenta que en el siglo XXI, al fallecer personas de una inteligencia superior, sus cerebros se transplantan a unos superordenadores móviles a fin de conservar toda su capacidad intelectual y poder disponer de mayores conocimientos para las generaciones futuras.

A lo largo de la obra futurista, Sierra i Fabra manifiesta, que poseer mayor conocimiento científico hará que la raza humana viva de forma diferente a la actual, en una sociedad donde el hombre disponga de más tiempo libre, disfrute de una larga vida, viva muchos años, y sea feliz si sabe conservar el medio donde habita; si no es así, sobrevendrá un cataclismo fruto de intransigencias y ansias belicistas que hará desaparecer el planeta.

La trilogía El ciclo de las Tierras la escribió Jordi Sierra i Fabra entre 1983 y 1986, y en enero del año 2005 publicó Crónica de Tierra 2, en la editorial Minotauro, a modo de cuarta entrega de la citada trilogía, lo que la convertiría en una tetralogía, en ella se cuenta cómo es la vida en Tierra 2, planeta únicamente habitado por máquinas. Los humanos regresaron trescientos años antes a su planeta original.

Al parecer, únicamente la científico Nathanian es consciente de que la falta de materia prima y de capacidad de adaptación, aboca a las máquinas a su desaparición, por ello propone un revolucionario proyecto que llama Génesis. Se trata de volver a crear la raza humana.

Ha localizado en Tierra 2 bancos de embriones, óvulos, y espermatozoides humanos; y desea crear una nueva generación genéticamente perfecta, donde las máquinas serán los padres de los nuevos seres engendrados en laboratorios.

A esta aventura creacionista se opone toda la comunidad, aún sabiendo que transcurridos dos siglos, las máquinas habrán desaparecido como seres vivos, y que el ser humano es el único que puede volver a proporcionarles las materias primas y la sabiduría que necesitan para progresar.

Al fin la científico crea un niño y después comienza el proceso creador de una niña. Como en Tierra 2 no pueden vivir seres humanos, son enviados al espacio con su “madre-máquina” donde podrán vivir eternamente o quizás encontrar una Tierra 3.

Esa posibilidad de salvar la especie humana enviándola a otro planeta, y las nuevas formas de vida desarrolladas en otras galaxias, son planteamientos reiterados por Sierra i Fabra en más de una de sus obras; ambos planteamientos le sirven para justificar nuestra presencia en el Universo, pero… ¿venimos de otra galaxia? ¿Atravesamos un agujero negro gracias a las máquinas para instalarnos en este lugar tan maravilloso llamado Tierra? ¿Desapareció la especie humana y las máquinas las volvieron a crear?

Las respuestas no están en las novelas de Sierra i Fabra, él sólo plantea posibilidades con visos de realidad que cada lector interpretará según su entender y le hará reflexionar en los seres que el hombre puede llegar a crear en un futuro según este escritor.

Dr. D. José R. Cortés Criado, 2011