-La Isla de Baru no parece el escenario adecuado para inventar una historia como la que cuenta en su libro. ¿Qué inspiró “Ocultos”?
Cuando fui a la isla de Barú a escribir el guión del libro, el proceso previo ya estaba completado. Desde que tuve la idea de hacer “Ocultos” hasta ese instante habían pasado 4 años a la espera del momento adecuado. Finalmente busqué las ermitas en las que esconder las cajas (investigué cientos por toda España a través de internet), hice los dibujos clave y terminé el entramado mental. A Barú fui, como suelo hacer siempre, a escribir el guión previo de la novela, durante diez días en solitario porque voy siempre a islas pequeñas cuando no hay turismo, para estar solo y concentrado, sin móviles, TV, periódicos o correo electrónico.
La idea la tuve leyendo en internet una página sobre libros malditos o prohibidos, la misma que cito al final de la novela. Se me encendió la bombillita y ya está.
-Los libros perdidos es una materia fascinante, que ha interesado a muchísimas personalidades durante siglos. ¿De dónde surge su particular fascinación por estos libros?
A mí me fascinan los libros. Todos. Creo que son los objetos más perfectos inventados por el ser humano. Pequeños, compactos, llenos de palabras, ideas, visiones. De niño aprendí a amarlos porque me di cuenta de que en ellos estaba todo, desde el puro entretenimiento hasta la llave que podía sacarme de donde estaba y llevarme a conseguir mis sueños. Soy hijo de la lectura, no del estudio. Por eso cuando descubrí esas historias de “los hombres de negro” que buscaban libros para quemarlos, de aquellos que sacrificaban hasta sus vidas para salvarlos, o la leyenda de que en la Biblioteca de El Vaticano se ocultan libros reveladores, me apasionó. Que un libro como el “Maellus maleficarum” haya sido la causa de que hayan muerto nueve millones de personas en la Edad Media, aterra.
-Háblemos de los protagonistas: ¿Cómo los definiría? ¿Que sean “herederos” del patrimonio Ardiach tiene alguna importancia en su búsqueda?
Sí, ya sé que el tópico de los dos hermanos que resuelven misterios está ahí, pero es que muchas novelas, reales o de fantasía, han de caer en tópicos a la fuerza, así que lo mejor es aceptarlo y pasar de ello. No creo que haya nada por inventar y todo se repite. Pones a un tío loco que quiere cambiar el mundo y es “quijotesco”. Pones un elfo y piensas en Tolkien. Pones un amor imposible y te vienen a la cabeza Romeo y Julieta. Yo quise poner a dos hermanos como complemento interno y equilibrio, y además que fueran ricos porque de esta forma me ahorraba tener que explicar de dónde sacan el dinero para ir de un lado a otro. Más aún, si el tal Ardiach no fuera rico, ¿cómo se explican entonces sus contactos, lo que posee, su papel de Custodio? A la fuerza esas con cosas de elites privilegiadas. Mi novela es realista con un toque mágico que aporta el personaje de Enzo, el inmortal que busca el Libro para romper su maldición.
-¿Cree que incluir romance en una novela juvenil como “Ocultos” es ya una obligación para atrapar a los lectores adolescentes?
¡¡¡Aaah…!!! Por fin, ¡la pregunta que esperaba! He leído en internet varias críticas de personas que han leído el libro y… o bien no han entendido nada, o bien yo no he sabido expresarme debidamente (lo más seguro). También es posible que todo el mundo quiera ver amor a la primera de cambio en una relación chico-chica. Y no, ¡no! Veamos si me explico esta vez: En “ocultos” NO HAY UNA HISTORIA DE AMOR, ¿vale? Oh, pero si Elisabet pierde el culo por Enzo… Pues no. Enzo tiene una maldición diabólica, le pidió al diablo ser hermoso porque la chica a la que amaba no le hacía caso, y el diablo le condena a ser tan hermoso, tanto, que ninguna mujer se le resista. Por lo tanto, Elisabet se ve arrastrada, como todas, a enamorarse de él. PERO ESO NO ES UNA HISTORIA DE AMOR. A la fuerza tenía que enamorarse, por esa maldición. Si no hubiera sido así ¿qué pasa, que Elisabet es inmune? Y Enzo, que ha visto como en más de 200 años de vida, envejecían sus amantes, enloquecían o morían de pena, se resiste a que Elisabet sea una más. Se resiste por más que pueda sentirse atraído por ella. Para mí está claro que si uno tiene una maldición como esa, la chica ha de colarse por él. Pero yo no llamo a eso HISTORIA DE AMOR, sino necesidad del guión. Unas personas se han quejado de que es una historia de amor débil, otras de que los escritores tenemos la manía de poner amor como sea. Y en este caso no, no y no. La historia era obligada y punto.
Hay un capítulo al comienzo, en el que Enzo va por la calle, y dos mujeres se giran y se quedan alucinadas con él. ¿Puse esa escena porque sí? No, en mis novelas no hay ninguna escena porque sí. En ese momento se ve que TODA mujer, al ver a Enzo, se enamora de él. Sin es maldición, el personaje de Enzo no tiene sentido.
-El personaje de Enzo es el reclamo perfecto para darle el punto romántico a la novela. ¿Cómo dio forma a su peculiar historia? ¿Se basó en alguna leyenda en particular?
No, Enzo es inventado, pero tuve claro desde el primer día su papel. De hecho fue el primer personaje que cree. Quería iniciar la novela con el más célebre de los conjuros diabólicos, que aparece en el “Enchiridion”. Ese fue el arranque. Pero no lo cree para darle ningún punto romántico a la novela. Si es “perfecto”, como dices, pues bien, pero no era mi intención. Enzo arrastra la gran tragedia que arrastra mucha gente cuando quiere algo y al conseguirlo es más un peso que otra cosa. Enzo es también el contrapunto fantástico a una historia que, de no ser por él, sería diferente.
-La relación tormentosa que Elisabet mantiene con Enzo ¿Define en su opinión los sentimientos y emociones que se viven durante la adolescencia? ¿Podría significar, tal vez ,el paso de la infancia a la madurez?
No, insisto, no es una “relación tormentosa”. Es amar lo imposible, es estar influenciada por una fuerza superior a su propia voluntad, en este caso una maldición. Esa es la parte mágica de la novela. Pero en modo alguno me lo plantee como ese paso adolescente-joven ni la lucha de los adolescentes por el dominio de su mente y su cuerpo. Elisabet ama a Enzo porque está OBLIGADA a ello. Y Enzo, que ha tenido decenas de novias y amantes y está cansado de ello, no quiero que ella sea una más, sobre todo cuando está tan cerca del Libro de Thot, la llave de su liberación. Enzo sabe que no puede amar a Elisabet, y ella lo comprende cuando él le cuenta su historia. Todo lo demás son interpretaciones vuestras.
Mira, voy a contar una anécdota. Cuando Paul McCartney compuso “A fixing a hole”, la crítica empezó a teorizar sobre la letra y lo que había “querido decir”. Sacaron explicaciones alucinantes, y Paul tuvo que salir al paso de ellas y decir que no, que había visto un agujero y le había salido la letra. Vale, pues incluso después de eso, la crítica dijo: “Es imposible que Paul sea tan simple. No, seguro que en el fondo él ha querido decir…”. Y siguen en sus trece.
Así que cada cual lee lo que quiere leer según su instinto, lo interpreta a su modo, y el escritor mejor se calla.
-¿Por qué eligió Barcelona y el norte de España como escenarios principales?
Barcelona porque es mi ciudad y necesitaba un marco geográfico. El avión en el que se estrella el abuelo lo hace en la montaña en que vivo en verano, en Vallirana, que tiene el segundo pico más alto de la zona, cerca de Barcelona. En cuanto a las ermitas… buscaba una de planta redonda (que encontré en Lleida), otra de planta hexagonal (Bilbao), una en forma de cruz (Soria) y otra rectangular (Oviedo). Fue el azar. Si hubiera encontrado una ermita redonda en Málaga habría salido Málaga. En un libro hay cosas que se piensan mucho y otras que determina el azar.
-Explica en los créditos de su libro que todas y cada una de las obras prohibidas que nombra a lo largo de la historia existieron. Sólo dos de ellos, el “Kah-a-m’ta” y el “In fidelis” fueron inventados. ¿Cómo se los imagina? ¿Qué contenidos albergarían?
En el segundo prólogo (la novela arranca con tres) tenía que quemar un libro que, como el de Thot, diera a Enzo la llave para romper su maleficio. Por eso me inventé uno que no existiera. Tampoco está claro que el de Thot fuera como se dice, ni su antigüedad. Y no tengo tanta imaginación para tratar de intuir siquiera que pudiera haber en esos libros. De hecho, ahora, si leemos alguno de los que sí existen, podemos apreciar que para nuestra mentalidad son de una ingenuidad asombrosa.
-La trama de “Ocultos” está a caballo entre la novela de misterio y la fantasía. Su ritmo es rápido, guiando al lector hasta el mismo desenlace. ¿Tuvo en algún momento problemas para hilar los acontecimientos y hacer que casaran? ¿Con qué pasajes del libro disfrutó más al crearlos?
No, nunca tengo problemas a la hora de hacer el guión previo de una novela. En toda mi vida no he hecho otra cosa que escribir, así que domino bien mi oficio, soy intuitivo, rápido. A veces pongo una cosa y me pregunto por qué la he puesto y 50 capítulos después la recupero y encaja. Pero para algo hago siempre esos guiones previos, para dominar la narración, que todo encaje, que nada falte ni sobre. Es un puzzle que has de montar, nada más. En un libro todo ha de estar por una razón, si no, fuera. El guión previo es la clave en mi caso para luego poder encerrarme en casa y escribir el libro de una tirada y sin descanso. Es mi método de trabajo y sí, se suele decir que un lector mío queda atrapado en el primer capítulo y a las 20 páginas ya no suelta la novela. Eso es por mi ritmo interior, porque escribo como soy y como pienso, nunca pongo paja aunque sea un libro largo como este. Como la novela arranca despacio hasta que los dos hermanos encuentran el pentagrama con las pistas, puse esos tres prólogos llenos de misterio. Todo eso es pura técnica. o “estilo Sierra i Fabra” si lo prefieres.
-En la historia tiene bastante importancia la Iglesia como sede. No es la primera vez que se sugiere que son los primeros interesados en que ciertas verdades o descubrimientos nunca vean la luz. ¿Cree realmente que nos “ocultan” información?
La Iglesia lleva siglos temiendo perder su poder, que nos escapemos de sus manos, así que cuando una leyenda está tan extendida como la de la biblioteca secreta del Vaticano… Sin embargo en mi libro he tratado de ser positivo y al final el sacerdote que envía el Vaticano es la clave de la escena cumbre de la novela.
-En “Ocultos”, los protagonistas buscan “El libro de Thot”, pero también se habla de otras reliquias míticas desaparecidas. ¿Alguno de estos “misterios de la Historia” le atrae especialmente”?
Toda la Historia me atrae. Me he pateado muchos países siempre en busca de nuestro pasado. La extinción de los pueblos, lengua, culturas… es apasionante. Yo me he ido a Jordania solo por ver Petra, y he navegado por el Nilo para tratar de sentir lo que sentían hace miles de años los egipcios, y me he recorrido varias veces México en busca de las huellas mayas y aztecas. Claro que me interesa, como ser humano y como escritor. Hace años publiqué mi trilogía “Las hijas de las tormentas”, y en el primer volumen, “El enigma maya”, hablo de sus predicciones sobre este mismo 2012 en el que los agoreros dicen que acabará el mundo. No, si supieran algo de la historia o de las profecías mayas, sabrían que lo que los mayas dijeron es que este 21 de diciembre termina la Quinta Era maya y comienza la Sexta. Y sabrían que según ellos, acaba la Era Material y comienza la Espiritual. Acertaron de pleno al vaticinar el cambio climático, la crisis, y es cierto que a fin de año habrá fenómenos solares y cósmicos muy importantes, pero la clave, lo que nos decían, es que, o cambiamos como especie o moriremos como idiotas. Y eso está ahí. Películas como “2012” no son más que esperpentos comerciales de Hollywood, especialistas ellos en cambiar la historia a su antojo.
¿Entendéis por qué defiendo tanto la cultura del leer por encima de la de los estudios? Estas cosas se saben leyendo libros.
Sobre que misterio me atrae más… el año pasado publiqué en Edebé una novela de aventuras en el desierto de Egipto, “Magno”, sobre la búsqueda de la tumba más famosa de la historia, la de Alejandro Magno. ¡Ahí si hay una tórrida historia de amor!
– La novela tiene un cierto aire a “El Club Dumas”, pero en tono juvenil. ¿Se inspiró en la novela del Sr. Reverte?
No he leído este libro, lo siento. Me lo han dicho ya varias personas y con Reverte me pasa que no me gustan sus finales, así que dejé de leerlo hace años, desde “La tabla de Flandes”, cuyo final tópico me irritó mucho. La gente también me acusa a veces de que mis finales sean abiertos, o secos y contundentes… Bueno, cada cual tiene su rollo y no puedes gustar a todo el mundo.
-Su trayectoria profesional es sorprendente. Podría incluso decirse que es usted un hombre que se ha hecho a sí mismo. ¿Qué destacaría de toda su carrera?
No sé, en noviembre publico mis Memorias Literarias, en las que cuento toda mi vida como escritor y hablo, libro por libro, de los 421 que he hecho (con mi nombre) hasta el momento de cerrarlas hace un par de meses. ¿Qué puedo decir de mí? Sí, supongo que me he hecho a mí mismo, porque salvo el bachillerato superior, no tengo ninguna carrera, no tuve mentores, nadie me ayudó a conseguir mi sueño y lo hice solo a base de leer y escribir sin parar, aprender, con voluntad, sin rendirme… Hace 40 años que publiqué mi primer libro, pero escribo desde los 8, y a los 10 u 11 ya hacía libros de 100 páginas que guardo en mi casa con las fechas incluidas. Eso demuestra tener las ideas claras desde el comienzo. Nadie pudo conmigo y pienso que uno ha de ser muy fuerte para eso. En la vida hay muchos golpes, pero también muchos cantos de sirenas.
-¿En qué momento decidió dedicarse a la literatura infantil y juvenil?
Yo no me dediqué a la LIJ. La LIJ me eligió a mí. En 1981 ya llevaba 9 años publicando cuando mandé un libro que nadie quería editar al Premio Gran Angular de SM. No era para nada “juvenil” (un viejo cazador que va a cazar su último tigre sin armas). Pero los valores que mostraba eran universales. Lo mandé y acerté: gané. Dos años después repetí premio con un libro de ciencia ficción, con máquinas de protagonistas, “…en un lugar llamado Tierra”. De la noche a la mañana empezaron a leerme en escuelas y quise ir a dar charlas. Tal y como soy yo, abierto y más crío que ellos, acabé dando cientos de conferencias, teniendo más amigos de 15 a 20 años que de mi edad… Además, venía del mundo de la música, había fundado o dirigido las principales revistas de música de España, me veían como un igual. Así que poco a poco, de cada 10 novelas que iba escribiendo, en 7 el prota tenía entre 15 y 20 años. Es lógico. Mi mente siempre está llena de ideas, las escribo y punto. Pero desde 1981 no han dejado de leerme en escuelas y de ahí la etiqueta. A mí me dan igual las etiquetas. Soy escritor. Sigo publicando al menos una novela “de adultos “ al año, y ganando premios como el reciente Ciudad de Torrevieja.
-¿Cuáles cree usted que son las cualidades que debe reunir un escritor de literatura infantil y juvenil?
No sé, supongo que ser honesto consigo mismo si es que pretende que los jóvenes (publico implacable) le entiendan, no enrollarse, no pretender demostrar nada y menos que es muy listo o escribe muy bien… Yo en mi Fundación es lo que trato de inculcarles a los futuros escritores. Honestidad, respeto, amor por lo que haces, no hacer caso ni de alabanzas ni de críticas, por más que las mentiras y solo ellas duelan…
Ah, y por supuesto, o eres un crío tú mismo, tengas la edad que tengas, o no tienes nada que hacer.
-¿Podría indicarnos qué libro infantil o juvenil (de los muchos que ha escrito) recuerda con más afecto?
No, lo siento. Son mis hijos. Siempre digo que soy libre, independiente y feliz, hago lo que quiero, cuando lo quiero y como lo siento. Nunca he hecho una novela que no quisiera hacer, y cuando está escrita es como un hijo, que te puede salir alto, bajo, tonto, listo, peludo, calvo, feo, guapo… Pero es tu hijo y lo amas. Crecen y es el público el que decide.
-¿Cuál es su opinión acerca del mundo de la literatura infantil y juvenil en la actualidad? ¿Hay talento?
Hay una ya “vieja” guardia formada por todos los que nacimos en la posguerra española y ahora estemos en los 60 años, hijos de los pioneros como Montserrat del Amo o Josep Vallverdú, Carmen Kurtz o Gloria Fuertes. Nosotros hicimos leer a los españoles en las escuelas en la Transición y al empezar la democracia. Luego hubo un bajón, y hay muchos menos escritores de entre 40 y 50 años. Ahora el relevo está ahí, con Laura Gallego, David Lozano y otros, que son los treintañeros que deben comandar este “ejército” en el futuro, aunque “la vieja guardia” sigue ahí, por supuesto. Yo espero morirme a los 100 y escribiendo. Es mi sueño.
-¿Cree que los jóvenes lectores de hoy en día son más escépticos, más difíciles de contentar?
No, han leído más, mucho más, y tienen criterio. Muchos, los que leen poco, entienden menos, y ese sí es un handicap, el pez que se muerde la cola: no entienden lo que leen y en consecuencia dejan de leer. Pero el buen lector, o incluso el lector medio, es listo, afilado, inteligente, aunque a los 14, 15 o 16 años, por falta de una mayor formación, cada cual quiere ver su película y a veces (como hacía yo mismo a esa edad), me complicaba la vida con interpretaciones de lo más peregrinas acerca de lo que leía. Más que escépticos son, sois, críticos, como si fuera necesario criticar algo o buscarle tres pies al gato para quedar bien. Lo he comprobado en los blogs que han hablado de “Ocultos”.
-¿Podría citarnos, si es tan amable, algún tema de actualidad que le interese y que podría utilizar en una futura novela?
Nunca hablo de lo que hago o voy a hacer, no por mala suerte, sino porque lo que no está hecho, no existe, y por tanto no vale la pena adelantarlo. Tienes 400 libros míos, ¿qué más da el que haga ahora o el que planee hacer mañana? Te diré algo: ya tengo escritos los libros que saldrán en 2013 y parte de 2014. Y hay algún bombazo. Pero cada cosa a su tiempo.
-A día de hoy, ¿se encuentra embarcado en alguna otra historia que pronto veremos publicada?
Este es el año de mi 40 aniversario desde la publicación del primer libro, y las editoriales se están volcando en mí como prólogo de los “fastos” de final de año, cuando se editen mis Memorias. Estos días están apareciendo novelas de todos los tipos, como “Quizás mañana la palabra amor…”, que es una historia preciosa de amor y redención, “Sonidos del corazón”, que habla de la música de estos últimos 50 años y sí, también tiene un fondo romántico (se ve que me hago mayor y el romanticismo me sale aún más de lo normal, lo cual es curioso, porque a los 30 años todo el mundo se quejaba de que en mis novelas no había romanticismo), y también está “Tú y yo somos cuatro”, que es muy divertida (y real) o “L’estrany” (El extraño), en catalán, con la que gané el Premio Barcanova.